Sevilla

Obsesionados con los «privilegios» de la Iglesia y con la eutanasia

La Razón
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MADRID- Los crucifijos, fuera del aula. La práctica religiosa, en privado. Los socialistas, en su Congreso Federal, han dado una vuelta de tuerca más en lo que parece una obsesión por crear confrontaciones innecesarias con la Iglesia. La resolución aprobada en Sevilla busca revisar los acuerdos de 1979 con la Santa Sede para quitar la asignatura de religión del horario lectivo, así como acabar con los «privilegios» de la Iglesia. Eso sin tener en cuenta que, con el CIS en la mano, el 73,4% de los españoles se considera católico. Pero, sobre todo, obviando que en 2006 Fernández de la Vega negoció con los obispos un cambio económico en el Concordato. Así, el Gobierno dejó de dar asignación económica alguna a la Iglesia, dejándolo en manos de los contribuyentes y la «cruz» en la casilla de la declaración de la renta. Todo se firmó desde la cordialidad y sin que Zapatero y los suyos manifestaran que se quedaban en el tintero sin resolver esos «privilegios» que ahora sacan a relucir. Eso no quita para que en estos últimos ocho años se hiciera ruido con otros asuntos como la inclusión en el programa electoral de noviembre una propuesta para modificar el reglamento hipotecario de la Iglesia o el empeño de Carme Chacón por desligar la fe del Ejército. De ahí que prohibiera en 2010 a los militares homenajear a pasos de Semana Santa o tocar el himno nacional en el Corpus de Toledo. Curiosamente esos honores sí los reconocía el reglamento promulgado por Felipe González en 1984. Pero el tiempo borró la obstinación de Chacón. Tanto es así que los legionarios portaron a su Cristo de Mena en Madrid durante la JMJ sin generar polémica alguna. Y es que la enmienda que ve ahora la luz, como la primera propuesta de los socialistas en la ventanilla del Congreso en esta legislatura –otra vez la ley de la «muerte digna»–, no responden a demanda social alguna. Y menos ahora, cuando muchos españoles con la soga al cuello por el paro acuden a los despachos o comedores de Cáritas, cuando las monjas hacen lo imposiblepara sacar dinero de donde no lo hay y pagar la calefacción de los colegios concertados ante la deuda de las autonomías. En total, la Iglesia ahorra al Estado 30.000 euros en asuntos sociales. ¿Dónde están entonces los «privilegios»?