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«Llevo en el corazón las aspiraciones de todos los cubanos»

Al aterrizar en la isla, el Papa recordó a los exiliados, a los presos y sus familias. «Estoy convencido de que Cuba mira ya al mañana», dijo sobre la era post Fidel

«Llevo en el corazón las aspiraciones de todos los cubanos»
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SANTIAGO (CUBA)- Benedicto XVI ya está en Cuba, la etapa más difícil de su segundo viaje a América Latina. Tras darse durante tres días en México un baño de multitudes similar a los que recibía en el país azteca su antecesor, Juan Pablo II, el Papa aterrizó ayer en Santiago de Cuba, donde le recibió el dictador Raúl Castro. La agenda de Benedicto XVI es doble: espera primero convencer al régimen de que respete las libertades y los derechos humanos, de manera que pueda comenzar una transición a la democracia. El segundo objetivo del Papa es impulsar la evangelización y conseguir más espacio público para la Iglesia.

Tras 53 años de comunismo, sólo un 60 por ciento de los cubanos se considera católico. El ateísmo radical que el régimen mostró durante décadas, sin embargo, no ha acabado con la devoción popular hacia la Virgen Caridad del Cobre, cuyo santuario será visitado hoy por el Pontífice.

Durante su discurso en la ceremonia de bienvenida quiso mantener el difícil equilibrio de la Iglesia católica en la isla, donde ejerce de mediadora entre el Gobierno y la disidencia. Prefirió, en cambio, criticar al capitalismo. El tema no es nuevo, aunque el hecho de que lo presentase en Cuba es muy significativo. Dijo el Papa que las dificultades económicas que se viven en buena parte del mundo están relacionadas con una «profunda crisis de tipo espiritual y moral, que ha dejado al hombre vacío de valores y desprotegido frente al ambición y el egoísmo de ciertos poderes».

Ante esta situación, es urgente un cambio en la «dirección cultural y moral que ha causado la dolorosa situación que tantos experimentan», pues el progreso verdadero tiene en el centro a la persona con su dimensión espiritual y religión». En esta parte de su alocución, que puede ser utilizada por la dictadura castrista para tratar de legitimarse, el Pontífice instó además a la regeneración de la sociedad a través de «hombres rectos», de «firmes convicciones morales y altos valores de fondo que no sean manipulables por estrechos intereses».

Benedicto XVI llegó a Cuba como peregrino con motivo del 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla. La devoción popular a esta advocación mariana ha contribuido «a sostener la fe» y ha alentado «a la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana». El obispo de Roma le pidió a la Virgen que guíe a los cubanos «por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación».

En dos ocasiones se acordó el Papa de los cubanos que se vieron obligados a abandonar su tierra por motivos económicos o políticos. Primero saludó con afecto a todos los oriundos de la isla «allá donde se encuentren» y luego repitió esta fórmula cuando aseguró que lleva en el corazón «las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos». Al hablar de los colectivos de los que se sentía más cercanos no se olvidó «de los presos y sus familiares».

Renovar horizontes
Pensando en el futuro, Benedicto XVI dijo estar «convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante en su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensachar sus sus horizontes», consciente de la delicada situación económica de la isla así como del frágil estado de salud de Fidel Castro, retirado de la vida pública desde 2006. Al recordar el pasado, citó a Juan Pablo II, cuya histórica visita a la isla hace 14 años «fue como una brisa de aire fresco que dio un nuevo vigor a la Iglesia» de este país. El Papa polaco animó a los cubanos a que trabajasen «audazmente por un futuro mejor. Aquello inauguró una nueva etapa» entre el régimen y la comunidad cristiana. Sin embargo, aún quedan hoy «muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar», sobre todo en lo referente al espacio público que ocupa la religión.

Por su parte, Raúl Castro no desaprovechó el paraguas mediático del Papa, para pronunciar un discurso de bienvenida apologético sobre el «bloqueo político, económico y mediático» al que se ve sometida «la patria cubana». Denunció que el objetivo de Estados Unidos con su embargo es «causar hambre, desesperación y provocar el derrocamiento» del Gobierno de la isla. «La potencia más poderosa de la historia ha despojado a Cuba de la paz, la libertad y la justicia», espetó para, a renglón seguido señalar que «las virtudes patrióticas permitirán una tenaz resistencia» exponiendo los «logros» del régimen en materia sanitaria y educativa. Especialmente llamativo resultó que el sucesor de Fidel Castro se hiciera eco de «falta de democracia en la sociedad actual». En relación a la fe del pueblo cubano, recalcó que «la Constitución consagra y garantiza la plena libertad religiosa de todos los ciudadanos».

 

Una hija de Fidel: «Mi padre no se convertirá porque se cree inmortal»
 Una de las hijas del ex presidente cubano Fidel Castro, Alina Fernández, duda de que su padre se convierta al catolicismo tras la visita de Benedicto XVI porque, según ha apuntado, «se considera inmortal». «Sería hermoso que mi padre, enfermo, regresara a las raíces de la fe en la que creció, cuando estudiaba con los jesuitas. Le devolvería la humanidad que ha perdido. Pero no lo creo», señala. Fernández, que se marchó de la isla hace veinte años y no habla con su padre, también ha indicado que Fidel y Raúl «aprovecharán al máximo» para «darle legitimidad» al régimen.