La noche del azahar sorprendido por Enrique Miguel RODRÍGUEZ

Sorprendido quedó hasta el azahar que llena los naranjos de la calle San Fernando de Sevilla, donde está la sede del PP, la noche del 25 de marzo. Fui a la recepción que los populares habían montado en la planta superior del restaurante Oriza, que está junto a la sede del partido. Muchos rostros conocidos de la sociedad sevillana. Había un ambiente animado y lleno de optimismo. Los primeros sondeos van por el camino previsto, posibilidad de 55 escaños. Con el 50% de los votos ya escrutados, la alegría continúa, porque, aunque las cifras no parecen del todo favorables, se achaca a que las ciudades todavía no han entrado en los datos que se facilitan. Al final, la indudable e histórica victoria del PP en Andalucía se agria como si hubiesen echado a las urnas demasiado limón. No se podrá gobernar. El entusiasmo se desinfla y tanto en la calle como en el restaurante la gente empieza a irse. Un reducido grupo pasamos a la segunda planta del edificio del partido, donde estaban todos los dirigentes. Acompañaba a Curro Romero y Carmen Tello, que por encima de la política, estaban para apoyar a unos amigos de siempre, Javier Arenas y Macarena Olivencia, su mujer. Con qué clase y con qué sonrisas recibían a todos, aunque la procesión, y nunca mejor dicho esto en Sevilla, fuese por dentro. Levantaban los ánimos de los más decepcionados. La ministra Fátima Báñez y la alcaldesa Teófila Martínez, también daban la nota optimista, dejando claro que los andaluces habían votado mayoritariamente al PP. A pesar de todo, tristeza. El cambio tan necesario no ha sido posible. Quiero poner una sonrisa en este artículo. Les cuento. El viernes estuvo en «Espejo público» como invitado Carlos Latre, que triunfa llenando todos los días el teatro Gran Vía de Madrid. Le pregunté cuando imitaba a Jaime Peñafiel, por qué la Princesa de Asturias no seguía la tradición de las reinas de España de vestirse en Semana Santa con mantilla. Me contestó como si fuese el mismísimo Peñafiel: «Porque como está tan delgada, si se pusiera la mantilla iba a parecer batman, ya saben que a mí no me gusta criticar».