Policía
El ADN de una colilla descubrió al acusado del asesinato de prostituta
Una colilla condujo a la detención de Jesús Enrique Campuzano como sospechoso del asesinato de una prostituta ocurrido en junio de 2008, según ha revelado el que entonces era segundo jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Murcia ante un jurado popular.
El agente ha manifestado que aunque en un principio llegó a sospecharse de un hijo de la fallecida, Priscila F.R., como autor del crimen, abandonaron esta línea de investigación al comprobar que pocas horas antes del asesinato había mantenido relaciones sexuales con el procesado en el club de alterne donde ella trabajaba.
Ha añadido que esas sospechas se vieron incrementadas cuando se hizo un seguimiento al acusado y se recogió una colilla, en la que se encontró un ADN que coincidía con el hallado en el cable de televisión con el que la fallecida fue atada de pies y manos antes de recibir las puñaladas en el pecho que acabaron con su vida.
También había otros indicios que apuntaban a él como presunto autor de los hechos, ya que su tarjeta fue usada en un cajero automático existente a escasos metros de la vivienda de la víctima y en los momentos previos al asesinato.
Sin denuncia previa
Para la Policía, no hay duda de que la tarjeta fue usada por el acusado, y no por otra persona, "ya que no existía denuncia alguna de su posible robo y, además, fue utilizada también en los días posteriores a los hechos".
El testigo ha manifestado igualmente que cuando se le detuvo, Jesús Enrique Campuzano "se desenvolvía con frialdad, no se mostró alterado, y negó haber estado en la casa de la víctima". En la sesión de hoy de este juicio, que continuará mañana con la declaración de nuevos testigos y con el informe de los forenses, ha testificado igualmente un tío del procesado, C.C., dueño de la empresa en la que el acusado trabajaba.
Ha señalado que aunque en un tiempo había tenido un comportamiento irregular en el trabajo, en los meses previos al crimen su dedicación había sido correcta, "sin que faltara ni un día al mismo".
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