Historia

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Un agosto diferente

La Razón
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Este mes de agosto estaría siendo un auténtico tostón en la crónica de la actualidad madrileña si no fuera por la visita del Papa y por la hiperactividad de los «indignados». Una y otra noticia, aunque no quieran –a lo mejor sí quieren–, se retroalimentan y se relacionan, se activan y se encienden.
Podría incluso decirse que son las dos caras de una misma moneda y dos maneras de entender una realidad: unos «indignados» volando en círculos sobre la Puerta del Sol y otros romeros juveniles con parada final en Cuatro Vientos. Cada uno hace el camino a su manera, pero se miran de reojo.
Todo esto en realidad nos hace un poco más amena la página veraniega regional, que suele estar bastante más sosa. Un mes de agosto como Dios manda suele bandear entre incendios de monte bajo en la sierra, robos en viviendas vacías de la capital, algún susto en el pantano de San Juan o restricciones de agua por el sur, de las que este año nos estamos librando afortunadamente.
Pero este agosto de 2011 es diferente porque tiene esos dos focos de atención –JMJ y 15-M– que cuando no es uno es otro y cuando no, son los dos a la vez, y nos alegran el día.