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La capital mundial del agua

La Razón
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Virtuoso es aquél que tiene el don, la extraña habilidad o la facilidad para superar las dificultades y evitar sus consecuencias negativas. Ya en el año 311 y durante la persecución del emperador Maximino a los cristianos nos da fe de ello San Antonio Abad, cuando al huir a Alejandría se recluye en su interior espiritual en un modelo de vida ascética que popularizó aquella frase de hacer de la necesidad virtud, primera registrada en Chaucer en «Los Cuentos de Canterbury», y más tarde recuperada por Shakespeare en 1591 en «Dos hidalgos de Verona». De la necesidad virtud, para evitar las consecuencias de lo que inevitablemente siempre es negativo, según unos, o el vaso medio lleno, para otros. Y Murcia sabe mucho de ello. Por eso, con el paso de los años y sus políticas en materia hidrológica se ha convertido en la capital mundial del agua y no es pura entelequia, sino más bien lo contrario. Hasta la Región han viajado los expertos de California, Israel, países del Este, Asia y África con el fin de conocer el sistema y las técnicas aquí empleados, sus usos, tratamientos, aprovechamientos y sistemas de ahorro. Todo el mundo sabe que Murcia tiene una cuenca estructuralmente deficitaria, que gran parte de su territorio es árido por no decir semidesértico, que paga el agua más cara de España, pero también que no desaprovecha ni una sola gota, que recicla la ya usada hasta en varias ocasiones y que es tenida como modelo por todos aquellos países con el mismo denominador común. Por eso Valcárcel y Cerdá imponen sus criterios en el Gobierno de la nación y en Europa y son invitados de lujo por todos los países que quieren hacer de su necesidad una virtud. Nuestro presidente fue invitado el pasado 20 de diciembre al I Foro Mediterráneo del Agua en Marruecos, donde impartió consejos magistrales. Desde hace dos días Murcia es ejemplo sobre la buena gestión del agua para todos los países del otro lado del Mediterráneo y el próximo mes Valcárcel y Cerdá asistirán en Marsella a una «cumbre» para definir políticas europeas en materia hidráulica. Eso es lo que se ve fuera de España, porque desde La Venta del Olivo para abajo las energías se gastan en disputas estériles en si figura o no el nombre de trasvase del Ebro en el programa electoral. El tuerto en el país de los ciegos.