Internacional
La Camorra nos persigue
Dicen los viejos chascarrillos de redacción que el periodismo es decirle al lector que fulano ha muerto cuando ni siquiera sabía que estaba vivo. Hace unos días, en el Aeropuerto de Barajas detuvieron a uno de los supuestos primeros jefes de la Camorra, mafia napolitana más mortífera y peligrosa que la siciliana de la Cosa Nostra. Se trata de Pasquale Claudio Locatelli, presunto capo del narcotráfico al que la Policía atribuye un importante volumen de negocio. Y ni siquiera sabíamos que estuviera vivo.España tiene un importante problema con el narcotráfico, otro con el crimen organizado y un tercero con las cifras de criminalidad. Si te diriges a uno de los inventos del Gobierno contra el crimen organizado, el Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado, CICO, solicitando las cifras recientes de acción de las mafias italianas, del Este, suramericanas y chinas, dicen que lo lamentan pero que su información es para uso interno. EL CICO y la UDYCO (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) sueltan la información según le venga al poder suministrarla. Así, el día que toca celebrar el triunfo y ponerse la medalla, nos informan de la captura de Pasquale Claudio Locatelli, sin habernos informado jamás de que andaba por estos lares, seguramente en cosas propias de su sexo. Locatelli es un reclamado por la Justicia internacional, fugado en 1989 de la prisión francesa de Grasse. Además, tras dejar los barrotes, supuestamente escaló rápidamente, siendo el hombre imprescindible en el tráfico que tutela la Camorra entre el triángulo Colombia, África y Europa.Algunos periódicos publican, ya sin recato, que España ostenta el papel de paraíso de la delincuencia organizada, cosa que no podemos certificar porque no quiere el CICO. ¿Es España infierno o paraíso de las mafias italianas? ¿Por qué no nos lo aclara el ministro Rubalcaba? Pasquale, presunto mafioso, estaba instalado en el paraíso español y se desplazaba de un lugar a otro con cinco teléfonos móviles para atender el exagerado volumen de su negocio. Personalmente yo creo que las cifras del CICO deben ser buenas, aunque no sé por qué las ocultan.Y mientras, la cocaína que nos trae la mafia y, por lo que dice Interior, a las órdenes de Pasquale, se la puede esnifar en los lavabos, los despachos, lugares públicos o privados, restaurantes y bares, a cubierto de las inclemencias del tiempo y de la calorina desatada. El Gobierno no considera peligrosa la cocaína, porque si no habría hecho una ley contra ella. Pero no, porque lo peligroso es el tabaco, que, por cierto, vende el monopolio del Estado.Pasquale estaba tan instalado en la piel de toro que no tuvo inconveniente en ir al aeropuerto a ver a su hijo que llegaba de Italia, sólo de paso, en la terminal internacional. Los guardias italianos, sabedores de que el junior venía a España, dieron en seguirle. Miembros de la Guardia di Finanza de Nápoles se infiltraron en el vuelo de hijo del presunto capo. Y la Policía española, avisada por sus colegas, montó una operación de captura hasta que el objetivo, provisto de documentación falsa (un carné de Eslovenia), se presentó en la terminal internacional del aeropuerto.Las detenciones de capos de la mafia son frecuentes desde que Roberto Saviano, autor de «Gomorra», vino a visitar al actual ministro del Interior y le ayudó a distinguir a los de la Camorra de l'Dranguetta calabresa y de la Cosa Nostra siciliana. Los de la Camorra son más brutos, menos graciosos que los sicilianos, pero tan letales como los calabreses. A lo mejor, le enseñó también a comerse los espaguettis sin cuchara. Un ministro del Interior debe ver al primer intento el dedo oculto de un yakuza y el apetito de aceite de oliva de un soldado del padrino.Un paraíso mafiosoLa captura de Pasquale Claudio Locatelli es considerada por la fuerza policial «la del principal narcotraficante de la Camorra napolitana». Tiene 58 años. Y su trabajo es de suma importancia si nos creemos la información autorizada. Lo digo porque ya se ha visto que sobre el crimen organizado la información no fluye libremente. Llevaba más de veinte años como fugitivo y había adoptado el alias de «Mario de Madrid». Sin duda se creía en el paraíso. Saviano y otros dicen que España ahora es el objetivo de todos éstos. Para ellos es un buen punto de entrada de droga a Europa, con cárceles suaves y veranos calurosos. Y hay campo para el blanqueo de capitales y burbuja inmobiliaria. Locatelli sería el hombre clave del transporte de hachís y cocaína de su organización. Es decir, la mercancía de más fácil venta y la de mayor demanda en España.
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