Actualidad
La ejemplaridad más allá de Urdangarín
MADRID- La solemnidad de la apertura de la X Legislatura dejó paso a un ambiente festivo, de saludos, presentaciones y alguna broma durante el cóctel que siguió al discurso más aplaudido de Su Majestad el Rey. Ministros, diputados y periodistas saludaron por turnos, pero sin orden, a los Reyes y a los Príncipes de Asturias en el Salón de Pasos Perdidos.
Don Juan Carlos dio las gracias a la Prensa durante una charla informal y se mostró «satisfecho» y «emocionado» por el cálido recibimiento de Sus Señorías a su entrada al hemiciclo, aunque destacó que es consciente de a lo que «te obliga» ese amplio apoyo. El Rey aprovechó para dar un leve tirón de orejas a los periodistas por «personalizar» su discurso de Nochebuena, en el que destacó la importancia de que la «ejemplaridad» cunda en todas las instituciones y que fue interpretada como una velada referencia a la situación de su yerno, Iñaki Urdangarín, investigado por su gestión del Instituto Nóos.
En el arranque de una legislatura que se prevé «muy difícil y con mucho trabajo para todos», el Rey dijo a los informadores que hay que «apretar los dientes y trabajar con ilusión y ganas», una frase que acompañó con un elocuente gesto. Ya en clave navideña, el Monarca esbozó la sonrisa más relajada del día al referirse a sus nietos, que andan «desatados» con la llegada de los Reyes Magos (Doña Letizia aclaró que Papá Noel sólo ha dejado un «detallito»). El monarca hizo gala de su tradicional sentido del humor y bromeó con el ex presidente del Senado José Federico de Carvajal, que estuvo a punto de recoger a una mujer en su regazo cuando tropezó con ella al acercarse a saludar al Rey.
La Reina, más sonriente que nunca, dijo sentirse muy emocionada por el recibimiento y dio las gracias personalmente a algunos diputados con los que mantuvo una breve conversación. «Estoy muy agradecida por el aplauso que habéis dado a mi marido», se le oyó comentar. Los Príncipes de Asturias, en un segundo plano, cedieron a los Reyes el protagonismo y el peso de las declaraciones, pero Don Felipe acertó a comentar que el aplauso había sido «bastante largo».
En una sala en la que no cabía un alma, los esforzados camareros se afanaban en pasar las bandejas entre los nuevos y viejos ministros. Se podía ver al titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, en animada charla con su predecesora, Trinidad Jiménez, o al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, muy enfrascado con el presidente del Congreso, Pío García Escudero, en presencia de su esposa.
El cambio de tercio en el Gobierno siguió llenando las conversaciones. Las quinielas sobre los ministros, que ocuparon las recepciones de Navidad, viraron ayer hacia los secretarios de Estado que aún faltan por nombrar. Hubo sugerencias e incluso algún postulante, pero todo apunta a que el PP no tiene prisa y se lo tomará con calma.
El presidente Rajoy contó que pasó la Navidad en Galicia, donde nadie le «habla de política». Allí volverá este fin de semana junto a su mujer y sus hijos después del Consejo de Ministros del viernes.
La presidenta de la Comunidad de Madrid también mantuvo un animado corrillo con los informadores. Vestida con un llamativo traje de chaqueta entre naranja y rojo, que destacaba entre el resto, Esperanza Aguirre dejó caer que el hasta ahora consejero de Transportes, Antonio Beteta, no será el único en dejarla por la llamada de un ministro de Rajoy. De hecho, se comentó que alguno más le había solicitado su permiso ayer, entre canapés, para arrebatarle a otro de sus colaboradores.
LA ANÉCDOTA
Todos querían saludar al Rey y Alicia Sánchez-Camacho llegó a hacerse una foto con Su Majestad con su teléfono móvil. La senadora llevó a su hijo consigo porque «no tenía con quién dejarlo».
EL COLOR
El azul fue el tono de la jornada, tanto en las corbatas del Rey y los ministros como en el traje de la Reina, que tiraba a malva. Los presidentes del Congreso y el Senado también lucían el color corporativo del Partido Popular.
El HUMOR
Las Seychelles eran el destino soñado de algún ministro, que bromeaba con que nunca le daban lo que quería. Josu Erkoreka y Emilio Olabarría llegaron al son del himno de España, algo que no les pasó inadvertido.
✕
Accede a tu cuenta para comentar