Benedicto XVI
Zapatero y Benedicto XVI
La visita de Zapatero a Benedicto XVI fue bien. Esto no significa que el presidente renunciara, algo que hubiéramos aplaudido, a algunos aspectos muy polémicos de su programa que entran en confrontación directa con la doctrina de la Iglesia. Es cierto que algunos radicales, de uno y otro lado, hubieran deseado que la visita fuera un fracaso, pero no entienden que es muy positivo que las relaciones sean cordiales. La gran mayoría de la sociedad española es católica, aunque no en el grado de intensidad y compromiso que sería deseable. Hay un amplio consenso sobre la extraordinaria labor que realiza la Iglesia al servicio de los más desfavorecidos. En estos tiempos de crisis se ha hecho todavía más evidente. La aportación voluntaria por medio de la declaración de la renta sirve para que esa solidaridad sin límites llegue a los que la necesitan y no se pierda en ONG's variopintas. Por todo ello, es positivo que el Gobierno y la Iglesia tengan unas relaciones cordiales y fluidas.
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