Sevilla
Alamedear
El diccionario tiene anchura para seguir incorporando términos que circunscriban a una sola palabra expresiones interminables. Si los anglicismos terminan por incrustarse en nuestro vocabulario ante la indignación de los puristas, habría que reclamar la inclusión de un término emanado de la historia de Sevilla. Manoseado, eso sí, por su cara izquierda, como si la diversión tuviera color político. Alamedear, por lo que se pudo ver hace unos días, y especialmente durante las noches, es pasarlo bien en la calle, bebiendo, riendo y, si es posible, con actividades gratis. Todo eso hacía el millar de gentes que se agolpaba el sábado noche en la zona norte de la Alameda ante un escenario con grupo de rock. Alcohol, comida y poca poca policía, aunque la comisaría estuviera de guardia a diez metros del cotarro. La ley antibotellón con zonas exentas. Si IU no hace cumplir las premisas que le molestan, ¿significa que ha realizado un extracto a medida de los códigos Civil y Penal para sus correligionarios? Si no la quieren, que eleven una propuesta al Parlamento. Ya saben, por los cauces legales. O que toda esa gente con el gañote abierto de par en par se cite un día a una hora para patear una estúpida ley que nadie cumple porque va contra la idiosincrasia de una ciudad, un país, que vive la calle como la extensión de su cuarto de estar.
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