Fallece Di Stefano

Miguel Torres: «En España todo el mundo sabe de fútbol y medicina»

Miguel Torres: «En España todo el mundo sabe de fútbol y medicina»
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–¿Uno nace o se hace futbolista?
–Nace y, por supuesto, se hace. Yo he tenido la suerte de que a mi padre le gustaba mucho el fútbol y me apoyó desde pequeño.

–Y usted, ¿cuándo se dio cuenta de que valía para esto?
–Pues, aunque había estado en la cantera desde los ocho años, realmente cuando me lo empecé a creer fue cuando debuté con el primer equipo del Madrid.

–Cuando uno ha estado en el Real Madrid ¿ya no puede llegar más alto?
–Sinceramente, no. Si a eso le añades que soy de Madrid, que mi familia y mis amigos son de Madrid y que mi colegio estaba enfrente del estadio, pues es como cumplir la máxima aspiración... Lo que sí es cierto es que si pasan los meses y los años y no estás jugando, la carrera del futbolista es muy corta y hay que tratar de seguir otro camino.

–Y cuando se cambia de equipo, ¿se cambia también de alma, se deja de ser del Real Madrid y se vuelve uno del Getafe?
–Se habla mucho de que en fútbol hay mucho mercenario y que el dinero es lo único que importa. Mi caso es diferente: yo he estado en la cantera del Madrid, donde entré en una visita guiada del colegio, iba a comer a casa de mis abuelos, al lado del Bernabéu... Para mí, el Madrid siempre ha sido lo máximo, aunque ahora lo quiera dar todo en el Getafe.

–¿Los futbolistas ven fútbol cuando no juegan?
–Hay veces que te apetece desconectar y prestar más atención al cine, a la música, a los amigos... Pero el que realmente se dedica al fútbol nunca lo pierde de vista. Uno de los mejores momentos es ver un partido con gente que entiende de fútbol, aunque aquí en España todo el mundo sabe de medicina y de fútbol.

–De todos los futbolistas que ha conocido, ¿hay alguno que le parece un ejemplo a seguir?
–He tenido la suerte de estar en el primer equipo del Madrid en el momento en el que había jugadores emblemáticos que forman parte de la historia del fútbol. Creo que el ejemplo de Raúl es indiscutible, no sólo para mí, sino para cualquier chico que se inicie en el fútbol, por su trayectoria, su comportamiento y su forma de llevar la vida. Y te podría decir muchos. Casillas ahora es también un ejemplo para todo el mundo. Y también Míchel, mi entrenador. Tuve la suerte de conocerlo en el Madrid y es una persona muy cercana, que desde el primer momento ha tratado de inculcarme unos valores que probablemente podría haber inculcado a sus hijos. Y yo valoro mucho a la gente que se preocupa por mí e intento escucharla.

–O sea que le gustaría más seguir los pasos de Raúl que los de Beckham.
–Es mucho más cercana la imagen de Raúl. Tuve la suerte de coincidir con Beckham y es cierto que la gente estaba más pendiente de su imagen que de otra cosa, pero la verdad es que a mí como futbolista me encantaba.

–Entre el Capello de su época en el Madrid y el Míchel actual, ¿con quién se queda?
–Son personas y entrenadores diferentes. Sólo puedo hablar bien de ambos y sin ellos no habría tenido la oportunidad de estar donde estoy. Y ahora intento seguir aprendiendo de Míchel, ya que ahora lo tengo de entrenador, y por su forma de ser.

–¿Un buen entrenador puede hacer ganar a un mal equipo de fútbol o que uno bueno pierda?
–Por supuesto, la mayoría de los equipos juega a semejanza del entrenador.

–Y dígame, ¿los futbolistas ganan tanto como dicen?
–El fútbol se valora. Hay un salto cualitativo entre mis amigos y compañeros del colegio que están en la universidad dependiendo de sus padres y yo.

–¿Por qué ligan tanto: el cuerpo, la cabeza o la cartera?
–Habrá que preguntárselo a las mujeres a las que les gusten los futbolistas. Mira Iker, que es amigo mío, ahora figura entre los más guapos de España y a mí no me parece feo, pero siempre he tenido cierto vacile con él sobre qué se diría si no fuera futbolista... Según él, de pequeño era el más guapo de su clase. En todo caso, la belleza no es para siempre.


En primera persona
«Nací en Madrid en 1986. En lo personal no me arrepiento de nada porque creo en el destino y pienso que incluso las cosas malas sirven para aprender. En lo deportivo quizás me arrepiento de no haber hecho más cuando estaba en el Madrid. Soy impulsivo y amigo de mis amigos. A una isla desierta me llevaría Madrid entero. Me gusta comer todo lo que prepara mi madre y me encanta el vino. Soy ordenado y cuando no controlo algo me pongo nervioso. De mayor querría seguir ligado al deporte, a ser posible con la enseñanza y los niños, y tener una familia: una mujer excelente y unos niños guapísimos... Y si volviera a nacer... pues sería un niño».