Barcelona
Bartoli esta vez sí
Cecilia Bartoli
Obras de Haendel, Porpora y Veracini. Il Giardino Armonico. Giovanni Antonini, director. Teatro Real. Madrid, 13-X-10.
Cecilia Bartoli es artista frecuente en España, país que se rinde a su arte, simpatía y arrollador caché. Debutó en 1991 en la sala de cámara del Auditorio Nacional –sitio perfecto para su voz– gracias a Antonio Moral y se ha presentado en el Teatro Real en 2006, 2007 y 2009. Por tanto, queda bien poco que decir de una intérprete que, además, se repite a sí misma hasta disfrutar con su propia parodia. Esta vez afortunadamente no ha tenido tiempo para preparar un nuevo CD que ir presentando en una gira que incluye Barcelona, Madrid y Santander, ya que la grabación que acaba de publicarse apenas contiene dos novedades en una serie de refritos de los últimos 16 años. Así hemos podido disfrutar de un concierto dedicado íntegramente a Haendel en lo vocal, con piezas de calidad, mucho más operístico y mucho menos rebuscado. En definitiva, más fresco, dentro de la muy estudiada espontaneidad con la que pisa el escenario.
Una vez más encandiló a su público, que la obligó a salir a saludar sola, y permitió que sus críticos encontrasen motivos para seguir siéndolo... y continuar acudiendo a escucharla, porque superó con creces la forma de sus dos anteriores intervenciones. Ahí estaba su excelso legato, el timbre seductor y acariciador, esa capacidad intimista para hacer creer a cada oyente que canta sólo para él, el fiato perfectamente regulado, la pirotecnia de sus ornamentaciones, la simpatía arrolladora... y también la voz pequeña pero aprovechada al máximo, los agudos que se estrechan al paso del tiempo, los graves típicos de las cuerdas entre soprano y mezzo algo entubados... Dos páginas permanecerán especialmente en el recuerdo: la «Scherza infida» de «Ariodante», cantada con inigualable musicalidad y expresividad, y la traca de la segunda y última propina, puro circo vocal con un espectacular inicio de apabullante fiato.
Bartoli tiene la virtud, muy de alabar, de rodearse de buenos músicos y alejarse de cualquier tipo de bolo. El producto que vende es serio, compacto, de diseño en todos los detalles. En esta ocasión contó, en perfecta sintonía, con el buen director y flautista Giovanni Antonini al frente de Il Giardino Armonico, conjunto en el que destacó el trompeta solista en sus arriesgados cometidos.
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