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Gasto superfluo por Javier Flores
Por definición, un Gobierno debe recaudar más que sus gastos corrientes para tener capacidad de invertir y servir su deuda. A grandes rasgos, el déficit del Estado está bajo control, pero aún no, el de las comunidades autónomas, de cuyo recorte adicional de gastos depende hacer factible alcanzar un déficit público del 3% en 2013.
Sin embargo, la corrección del inmenso déficit está siendo lenta y es todavía insuficiente la contención del gasto público. Hasta ahora, las administraciones públicas han optado por la cancelación masiva de todo tipo de proyectos de inversión, con un desplome de la licitación a todos los niveles. Comienzan también a caer las dos principales partidas del gasto público (salarios y gastos corrientes), pero de forma insuficiente para reducir el déficit a la velocidad requerida.
Para alcanzar el objetivo de déficit, y dada la reducción de ingresos, las autonomías, asumiendo que los ingresos evolucionan en línea con los impuestos transferidos y la inversión cae un 30%, deberán haber reducido los gastos reales unos 9.200 millones de euros, algo para lo cual, al margen de la prevista reducción del número de funcionarios y trabajadores del sector público, la partida de gastos corrientes es la que debería permitir mayores recortes: suponen 120.000 millones de euros aún plagados de partidas superfluas o prescindibles. Es en los 58.000 millones de consumos intermedios de las administraciones públicas, 12.000 millones de subvenciones, 30.000 millones de prestaciones en especie y 15.000 millones de transferencias diversas donde las comunidades autónomas, que soportan estructuras administrativas excesivas, tienen todavía un amplio margen de ahorro, con un efecto multiplicador moderado sobre el resto de la actividad económica, al no tratarse de inversión productiva.
La clave del ajuste de la alarmante deriva del gasto público de la última década, que se basó en la consideración errónea de que los ingresos, por la burbuja inmobiliaria, eran estructurales, está este primer ciclo de una nueva era, que ya no es la de la exuberancia sino la de la austeridad, en las comunidades autónomas.
Javier Flores
Director de Estudios de Asinver
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