Dos rivales cara a cara

Los actos institucionales ofrecen imágenes impagables. Unas veces la cortesía y otras el interés conducen a que enemigos declarados o viejos rivales tengan que conversar. Hace unos años, un presidente del Gobierno se acercó al portavoz de un grupo parlamentario que estaba descontento por la falta de atención que recibía del inquilino de La Moncloa. Le cogió del brazo y le dijo «paseemos un rato y todos verán que tenemos buenas relaciones». Fue una conversación intrascendente, pero surtió efecto. Cascos es ahora presidente de Asturias y líder del FAC, una formación regionalista que lleva sus iniciales, pero no hace tanto fue el todopoderoso secretario general o general secretario del PP. Nadie hubiera imaginado entonces que algún día abandonaría su partido. Nunca le gustó que corriera el escalafón en beneficio de quienes no se les conocía compromiso con el PP previo a la victoria del 96. Con la actual secretaria general y presidenta de Castilla-La Mancha tuvo malas relaciones, aunque cada uno tiene su versión del conflicto. El Día de la Constitución los unió ayer en una conversación que no parecía protocolaria. En estos tiempos de zozobra, la unión hace la fuerza y el destino natural de Cascos sería regresar algún día a la disciplina popular. Como presidente de Asturias necesita mantener unas relaciones fluidas con Rajoy, así como enterrar viejas rivalidades y rencillas con sus antiguos compañeros.