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Sí bwana

La Razón
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Los compromisarios del Real Madrid han dicho «sí, bwana», besan por donde pisa Florentino Pérez –que por algo será– y hacen la ola a Mourinho –será por la Copa del Rey– porque su presidente no para de decirles que es el mejor. La inmensa mayoría del senado madridista asume la doctrina del profeta portugués. La asamblea no es todo el madridismo, pero sí el órgano que lo representa, muestra sustancial con voz y voto que acude regularmente a los oficios del Bernabéu e intuye que sólo Mou, y nadie más que él, acabará con la racha del Barça.

En tiempos de zozobra social, las ocurrencias calan hondo en el pueblo llano, son como los chistes. Laporta bautizó «caverna mediática» a la Prensa de Madrid y Guardiola, su más firme defensor aunque ello le cueste la ruptura con Rosell, amplió el espectro y la llamó «central lechera». Para no ser menos perspicaz que el Joan y el Pep, el José (Mourinho) hace sus pinitos en la falda del ingenio y considera pseudomadridistas a quienes censuran su mala educación y ese ventajismo suyo que roza lo miserable.

Leí la semana pasada un artículo delicioso de Ángela Vallvey; afirmaba que «el erotismo ha desaparecido. Nuestra época es de una pornografía casi forense». La prescripción es tan real como la vida misma y como tantas cosas de esta vida que hielan la sangre. Como esos personajes que defienden sus errores con ataques descomunales contra quienes se atreven a denunciarlos. «O conmigo o contra mí», es su paupérrima táctica defensiva. No encajan la crítica, levitan; el éxito los ha desfigurado y guardan sus valores en la caja fuerte de un hotel de carretera. O han volado o huelen a rancio. Que Dios los coja confesados y que el forense sea de su equipo.