Historia
Defender el orden de la Constitución por Ángel Tafalla
Siendo el desfile militar el acto más destacado –aunque este año muy austero– del día de la Fiesta Nacional es comprensible que algunos les cueste distinguirlo del de las Fuerzas Armadas. Sería un error y nos separaría de la realidad el confundir el fin con los medios: España es un concepto amplio, mientras que los militares son solo, uno de sus servidores.
Pero como veterano militar imagino que estoy moralmente legitimado, precisamente por esos servicios pasados, para expresar en esta fecha un pensamiento, desde luego individual. Recordando a los que están defendiendo ahora, con las armas, los intereses y el prestigio internacional de España, en Afganistán, en las aguas del Índico, en el Líbano y a los que se están preparando para relevarlos allí o en cualquier otro lugar donde sea menester, desearía formular un deseo en este día especial para nuestra Nación: que nuestro Gobierno, con su Presidente a la cabeza sea capaz de formular un proyecto de futuro para España que entrañe una emoción, una esperanza, un fin común y que se oponga a las falsas pasiones que en algunas tierras de España –entre ciertos segmentos de la población– están levantando unas minorías separatistas.
Falsas pasiones con que intentan demostrar la imposible tesis de que por separado contaremos más en el mundo que nos ha tocado vivir. Falsas pasiones, no solo porque imaginan mentirosos futuros cuando todo nuestro entorno próximo tiende a unirse para sobrevivir; sino también porque olvidan y adulteran el largo camino recorrido juntos a lo largo de la Historia.
Proponer una visión, un relato que no solo incluya argumentos económicos o legales sino que nos sepa ilusionar para avanzar juntos –con nuestros valores, forma de ser y ver las cosas– hacia una Europa más unida y un mundo cada vez más globalizado es lo que sugiero.
La vida militar me ha enseñado que para liderar un grupo de hombres y mujeres en una situación difícil no solo se necesita la disciplina o el recurrir eventualmente a aplicar sanciones; es necesario imprimirles una sensación de misión, un entusiasmo por alcanzar un fin común del grupo. Por eso precisamente es por lo que llamamos a nuestros grupos, unidades.
Me hubiera gustado que este día de nuestra Fiesta Nacional hubiera estado marcado por ese relato ilusionante y no por las quimeras de unos malos españoles –algunos con cargos públicos– que pretenden saltarse la legalidad y a los que solo protege esa misma Constitución que ellos tratan de destruir, que es la que nos une y modera.
En fin, en este día, pediría a aquellos políticos que están en la cadena de mando de los ejércitos por mandato democrático de nuestra Constitución que sean capaces no solo de defender el orden que de ella emana –que desde luego siempre hay que estar dispuesto a ello– si no tambien de explicar al pueblo, a sus soldados y marinos cual es el proyecto de futuro que proponen para lograr una España unida y fuerte.
✕
Accede a tu cuenta para comentar