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De delincuente a yihadista
Durante su estancia en la cárcel cayó en los tentáculos del islamismo radical.El Ejército le rechazó por desequilibrado y se marchó a combatir en Afganistán
PARÍS- «Mohamed era un chico normal y agradable en el trato». Una frase tristemente ritual en este tipo de tragedias y aplicable, paradójicamente, a muchos asesinos en serie. Así lo describían ayer, sin salir de su estupor, vecinos y gente de su entorno. «Tiene un comportamiento imprevisible, pero nunca pensé que pudiera llegar a hacer esto», señalaba el abogado encargado de defender en estos últimos años un historial repleto de actos de delincuencia y agresiones con violencia que le han valido varios meses de cárcel entre 2007 y 2009. Allí es donde se cree que Mohamed Merah, de 24 años, habría caído en los tentáculos del islamismo radical. En contacto con otros prisioneros. Un caldo de cultivo alimentado por la falta de referentes familiares y una educación labrada en las calles de un deprimido barrio de Toulouse.
Aunque según el fiscal de París, François Molins, encargado del caso, el suyo es un perfil de «autoradicalización salafista atípico». Esto es, no se le conocen lazos directos con ninguna organización estructurada, aunque la investigación dirá si, en el caso de triple tiroteo, actuó a las órdenes de alguna jerarquía superior. Alguien que dice no tener «alma suicida» ni vocación de «mártir» y que prefiere matar, pero seguir vivo.
La trayectoria clara de un «lobo solitario», según los expertos, seducido por el adoctrinamiento yihadista. Ayer declaró pertenecer a Al Qaeda –una organización muy difusa actualmente–, así como a Forsane Alizza (Los caballeros del orgullo), un grupúsculo ideológico vigilado por los servicios antiterroristas y disuelto por el Ministerio del Interior el pasado mes de febrero. Lo integraban una quincena de personas y, según el ministro Guéant, nunca se constató que tuvieran intenciones criminales.
Autoproclamado como «muyahidin», en 2010 y 2011 planifica dos viajes a los campos de entrenamiento de Kandahar, bastión de los talibanes en las regiones tribales entre Afganistán y Paquistán. Prueba de ese carácter solitario, Mohamed renuncia para ese periplo a las redes islamistas conocidas para llegar a la zona, sin pasar tampoco por los países vigilados habitualmente por los servicios secretos y de inteligencia galos. Aunque a la vuelta de su primera estancia, debido a una hepatitis contraída allí, será sometido en Kandahar a un control. Desde entonces, su ficha figura en los archivos del contraespionaje francés. Si no se le ha arrestado antes es porque las autoridades no tenían indicios de que ni él ni su hermano –que habría pasado por un campo de entrenamiento en Egipto– tuvieran intenciones de pasar a la acción.
La frialdad, la determinación y el fanatismo que le guían explicarían su falta de arrepentimiento. «Sólo lamenta no haber podido cometer más crímenes. Al contrario, se ufana de haber puesto de rodillas a Francia», relataba ayer el fiscal de París. De profesión chapista –había trabajado en un taller en Toulouse–, hacía varios meses que estaba en el paro. Un joven discreto que, sin embargo, había levantado ciertas sospechas en el vecindario estos últimos días. Por la velocidad a la que conducía a bordo de una furgoneta blanca y por sus rezos en medio de un descampado.
LOS VECINOS
«Un joven discreto»
Una vecina del barrio donde vive el supuesto terrorista aseguró ayer que Mohamed Merah le parecía «un barbudo discreto». Por contra, un joven que participó con él en una «rave» (fiesta callejera) el día del primer asesinato, cuando murió un militar francés, calificó a Merah como «basura» y «un vago», según recoge la BBC.
La amenaza mundial de Al Qaeda
Desde que se dio caza a Osama Bin Laden, parecía que Al Qaeda estaba más debilitada que nunca al perder a su líder. Sin embargo, comenzó una lucha de poder en la que la célula más sangrienta podría convertirse en la jerarca. La tendencia en Europa y EE UU es parecer que se actúa sólo y poner la guerra de Afganistán como excusa. Maleh se entrenó con yihadistas de Afganistán y Pakistán. El grupo terrorista se nutre de los secuestros de occidentales, normalmente en el Magreb, Somalia y Yemen y, con lo obtenido, arma al resto de sus franquicias. Aun así, los sistemas propagandísticos de Al Qaeda prefieren reconocer que llevan a cabo atentados más mortíferos, como los perpetrados en Irak el martes, que dejaron 52 muertos, que los de Toulouse.
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