San Sebastián
Que Belloch no proteste
La elección de San Sebastián como capital europea de la cultura en las actuales circunstancias, conocidas por todos, es una mala noticia que supone la concesión a Bildu, o sea, a ETA, de un impagable altavoz para su publicidad política así como para el descrédito de la democracia, con el que jamás hubiera soñado la banda terrorista. El hecho de que hayan primado en la elección criterios políticos en vez de culturales es aun más sangrante porque la supuesta apuesta por la normalización vasca es en realidad una apuesta por la anormalidad y por la triste excepcionalidad de tener a un representante del brazo político de ETA como alcalde.
Dicho esto, quien no tiene el menor derecho a protestar por esta elección es Juan Alberto Belloch, el alcalde socialista de Zaragoza. No lo tiene por una larga serie de motivos. Porque no se les puede reconocer a unos ciudadanos un derecho, como es el de presentarse a unas elecciones, y luego recortárselo. Porque eso tiene consecuencias que deben ser asumidas. Porque sería grotesco e indecente que no haya tenido ningún peso el millar de víctimas del terrorismo para impedir la legalización de Bildu y tengan ahora peso argumentos «turísticos» o de «inoportunidad política» para impedir los efectos de esa legalización. Porque a Bildu hay que combatirla desde la legalidad constitucional, no desde los intereses propagandísticos del Departamento de Turismo del Ayuntamiento de Zaragoza. Y porque es el propio partido del señor Belloch el responsable de esta esperpéntica situación. Responsable de que Bildu esté legalizado por el Tribunal Constitucional y también del peso que haya podido tener González-Sinde en la concesión a San Sebastián de la capitalidad cultural.
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