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Mario Tallarico: «El póquer ha perdido el aura bohemia»

Profesión: filólogo, teórico del póquer y ajedrecista.Nació: en 1960, en Buenos Aires.Por qué está aquí: es asesor y traductor de «Aprenda póquer», de Alea Publicaciones.

Mario Tallarico: «El póquer ha perdido el aura bohemia»
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–Es más divertido ser jugador profesional de póquer que...
–Que cualquier cosa. Uno dispone de su tiempo y puede ganar tanto o más que un crack del deporte.

–Y entrena como un crack: no bebe, estudia, hace ejercicio...
–Hace falta preparación física intensiva para los grandes torneos. Y la bebida es enemiga del buen jugador de póquer.

–Ya no es un vicio: no hay garitos, no hay whisky, no hay humo...
–Se ha lavado la imagen del póquer. Ha perdido su aura bohemia y canalla, de película. Pero las timbas siguen existiendo.

–Dicen que el póquer es sobre todo una guerra psicológica...
–En vivo, sí. Por eso algunos jugadores usan gafas oscuras para ocultar sus ojos, o bufanda para tapar la vena del cuello delatora.

–¿Usted va por la vida de farol?
–No, a pesar de ser argentino. ¿Sabe cómo se suicida un argentino? Tirándose de su ego.

–¿Ligan mucho porque las mujeres los ven como aventureros?
–Me imagino que miran más la cuenta corriente que el aura.

–Es asesor de la editorial Alea, que ahora presenta el libro «Secretos de un jugador profesional de póquer de torneos». ¿Qué aconseja el autor?
–Estudiar mucho. Jonathan Little estudió seis meses antes de jugar su primera partida por dinero.

–Jóvenes matemáticos se están ganando la vida con el póquer...
–Ven ahí una salida. Creen más en las matemáticas que en la suerte.

–Juegan sobre todo en torneos de internet...
–Es el gran casino virtual. Hay profesionales que juegan en 24 mesas a la vez con programas informáticos.En PokerStar pueden coincidir 200.000 jugadores.

–¿El póquer es una metáfora de la vida?
–Hay quien opina que deberían enseñarlo en las escuelas: cuando vienen malas cartas hay que saber esperar. Enseña paciencia y audacia.

–El hombre es un animal que juega. ¿Hay una pasión más fuerte?
–El sexo, dicen.

–A partir de los 60 hay quien prefiere abrazar a una tragaperras...