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Reformas contra el miedo

La Razón
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El efecto anímico provocado por las malas notas de Standard&Poor's ha sido demoledor, pero habrá que esperar a mañana lunes para saber cómo la onda expansiva golpea a los mercados financieros y si coloca a la zona euro en situación de riesgo. Mientras Europa se enfrenta a nuevas incertidumbres, como una depreciación de su fondo de rescate que dañaría al euro de forma irreparable, España corre serio peligro de que los esfuerzos del nuevo Gobierno para reducir el déficit se vayan al traste debido al encarecimiento de la deuda. Es cierto que las agencias de calificación y sus veredictos están rodeados de sospechas y no gozan de excesivo prestigio, como se ha demostrado en esta ocasión con las reacciones muy críticas de la Comisión Europea («decisión lamentable», calificó el informe de S&P), del Gobierno alemán e incluso de China. Sin embargo, como instrumentos de los que se sirven los inversores, no queda más remedio que atender a sus evaluaciones y escuchar sus consejos si lo que se quiere es ganar la confianza de los mercados. En el caso de España, la sentencia es muy directa: habrá una nueva rebaja si no se realiza una reforma laboral a fondo, se toman medidas adicionales para garantizar el objetivo de déficit (4,4% este año y 3% en 2013) y se introducen estímulos eficaces para crear empleo, amén de una consolidación del sistema financiero que no exija un esfuerzo fiscal al Gobierno. El veredicto no ha cogido por sorpresa a Mariano Rajoy. Al contrario, encaja con el programa de reformas que el presidente español ha empezado ya a poner en marcha. Ayer mismo lo reiteró en Málaga, donde el PP de Andalucía celebra su convención regional, al afirmar que «sabemos lo que debemos hacer para mejorar la reputación de España y lo vamos a hacer». Los cuatro ejes de este programa de reformas son ya de sobra conocidos: estabilidad presupuestaria, mercado laboral, sistema financiero y apoyo a los emprendedores. Sobre el papel parece fácil llevarlos a efecto, pero exigirá notables sacrificios y mucha responsabilidad por parte de las fuerzas políticas y sociales. Con 5,4 millones de parados, nuevo récord que Rajoy avanzó ayer, sería insultante no abordar sin dilación la reforma laboral. Es cierto que por sí sola no va a crear empleo, pero sin ella habrá más parados. Esta reforma, junto a la financiera que desatasque el crédito, es promordial para que los emprendedores pierdan el miedo a invertir y a contratar. Las leyes laborales no pueden ser el dique insalvable o disuasorio en el que se estrellan a diario miles de iniciativas empresariales, la mayoría de un modestísimo tamaño. En España hay demasiado miedo a emprender nuevos caminos, de ahí que el Gobierno de Rajoy deba cambiar las leyes necesarias para devolver la confianza a quienes se quieren arriesgar y progresar.