Bruselas

El pacto con la UE incluía las cuentas

El Gobierno metió los Presupuestos Generales en el acuerdo para apoyar la deuda

La Razón
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El Gobierno sostiene una intensa ofensiva diplomática en Bruselas y en Berlín, principalmente, pero también con el resto de sus socios para conseguir una posición unánime en relación a la aplicación de la línea de crédito en apoyo de la deuda soberana articulada por el Banco Central Europeo (BCE). En primer lugar, está la posible condicionalidad derivada de este mecanismo, que el Ejecutivo intenta dejar a cero anticipándose a las exigencias comunitarias. En ello entran en juego los Presupuestos Generales del Estado para 2013 y también el Plan Nacional de Reformas que se conoció la semana pasada. Bruselas, como interlocutora principal, aplaudió el jueves las noticias que llegaron de Madrid, pero ahora la clave está en los mercados y en las agencias de calificación. A Bruselas no le pilló de nuevas las líneas generales presupuestarias ni tampoco del plan de reformas porque las dos cuestiones están sobre la mesa de la negociación «sotto voce» que mantienen con Moncloa.

Una vez despejada la reestructuración financiera empezará definitivamente la cuenta atrás sobre si España pide o no ayuda para mantener a raya la presión sobre la prima de riesgo. Desde un primer momento el Gobierno fijó este punto en el calendario: quiere saber en qué situación quedan nuestras entidades y sus posibilidades de comprar deuda para, en función del calendario de vencimientos, valorar así cuáles son las necesidades reales de España para sostener su deuda pública en un niveles de financiación razonables.

Que haya estado esperando a que se aclare este capítulo no supone que hayan estado o estén paradas las conversaciones sobre el posible «rescate». El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, es el principal comisionado de Mariano Rajoy en esta tarea. Aunque también participa la Oficina Económica del Presidente. Y el presidente del Gobierno en persona. Todo se está preparando para el caso de que finalmente haga falta ir por esa vía. Es más una cuestión de plazos y de oportunidad a la hora de dar el paso adelante. Italia se ha estado moviendo para intentar que sea España la que primero se retrate; asuma el estigma; y la permita a ella salir mejor parada de las aguas revueltas.

Las próximas semanas serán decisivas y el Ejecutivo redoblará su acción exterior para terminar «de tejer la red que le permita saltar con el menor riesgo posible». Rajoy sigue convencido de que hay que explorar todas las posibilidades para intentar que España no tenga que dar el salto.