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Más que Copa

La Razón
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El Mirandés ha convertido la Copa en torneo para apasionados neutrales puesto que se ha ganado la admiración de gentes que jamás habrían reparado en su existencia. La eliminatoria Barcelona-Valencia, en otras ocasiones, era el gran partido copero porque enfrentaba a dos equipos con vitola de finalistas. La Copa habría ocupado los fundamentos de toda conversación deportiva de no mediar dos hechos que casi la han minusvalorado: la sanción del TAS a Contador y las memorias de Arantxa Sánchez Vicario.
El ciclista, pese a que siempre recaerá sobre él la conciencia de que lo doparon, aunque él se considere inocente, ha conquistado el cariño de los españoles, a lo que están contribuyendo los medios franceses que han vuelto a jugar con la teoría de que los deportistas españoles se dopan, cosa que ha sido verdad en muchos casos, pero que no invalida los grandes triunfos individuales y colectivos en deportes en que los controles son constantes.
Arantxa ha escrito con amargura sobre su familia. Estas cuestiones, con las que disfrutarán programas especializados en miserias humanas, le han creado mayor simpatía de la que gozaba. La gente piensa en la desgracia de una campeona a la que han vaciado los bolsillos por mala administración, si no ha habido mala fe para beneficiar a terceros menos brillantes como ella denuncia. Y en éstas estamos, en la víspera de la semifinal en que el Valencia tendrá grandes simpatías porque su victoria sería tenida como revancha por parte del mundo madridista. Pero sin Mendieta y «Piojo».
Posdata. Hay que desconfiar de los lesionados barcelonistas. Jugarán todos y no cojos.