Sevilla

Silveti vuelta en Sevilla

- La Maestranza (Sevilla). Se lidiaron novillos de la ganadería de Javier Molina, nobles y manejables en conjunto aunque el 5º deslucido. Media plaza en tarde ventosa.- Thomas Dufau, de marino y oro, estocada casi entera (ovación); media estocada (silencio).- Diego Silveti, de verde y oro, pinchazo, estocada, descabello (vuelta tras aviso); media estocada, tres descabellos (silencio tras aviso).- Javier Jiménez, de celeste y oro, estocada casi entera (saludos); estocada (ovación).

Diego Silveti resultó ayer volteado con el capote en La Maestranza
Diego Silveti resultó ayer volteado con el capote en La Maestranzalarazon

Festejo largo en su desarrollo y de pocos contenidos artísticos, el celebrado ayer, en La Maestranza. Siete días más tarde, de nuevo un mexicano gustó en Sevilla por su labor, en este caso, Diego Silveti. Y el torero de dinastía lo hizo, sobre todo, ante el segundo de la tarde, con el que dio una vuelta al ruedo. La disposición que tuvo Javier Jiménez, que presentó buen corte,también lució, mientras el francés Dufau apenas interesó. Todo ello con una novillada de Javier Molina noble, aunque también falta de raza.

Thomas Dufau compuso una faena entonada, aunque sin terminar de romper al novillo que abría plaza, un animal con dosis de nobleza, pero que fue acentuando su sosería a medida que avanzaba la faena. Tandas de muletazos sobre ambas manos, aunque faltó mayor emoción a la labor del novillero francés. El mismo defecto acusó ante el cuarto utrero de la tarde, al que intentó sacar faena con más voluntad que lucimiento. El novillo tuvo tendencia a irse de la faena y el galo pocas cosas de interés pudo sacarle, pasando su labor un tanto desapercibida.

Silveti llegó con muchas ganas a esta comparecencia sevillana y no se arrugó en ceñidas verónicas de recibo ni en un ajustado quite por gaoneras. Faena templada que llevó con gusto a través de muletazos largos en los que mostró buen corte. Hubo variedad de repertorio y de no fallar con la espada podría haber cortado alguna oreja. Todo ello ante un novillo que, además de nobleza, embistió con raza a los engaños, siempre ayudado por la técnica del novillero mexicano.

El quinto apenas colaboró, fue la antítesis del anterior. Tardeó en las embestidas, se fue parando y acabó junto a tablas, mientras que el novillero se mostró animoso en una porfía que no podía obtener los logros apetecidos. Le dejó la muleta en la cara para al menos robarle algunos muletazos, estos de indudable interés, que fueron reconocidos por el público, aunque no pudiese redondear la tarde como habría querido.

Javier Jiménez tuvo un primer novillo noble aunque se fue viniendo a menos en cuanto a fuerza y acometividad. Tuvo un excelente comienzo de faena sobre la mano diestra, con la que templó y llevó suave y largo a su oponente. Lástima que el novillo se viniese a menos. El mismo defecto acusó el que cerró el festejo. Estuvo animoso el novillero de Espartinas plantando cara a un animal que fue perdiendo fuelle y acabó parándose. A base de tesón le sacó algunas tandas meritorias, principalmente sobre la mano diestra, pero su oponente fue desluciendo su juego y anulando los intentos del aspirante.