Policía

El testigo del crimen no acude a declarar: también está muerto

La repentina muerte del compañero que compartió habitación de hospital con el capo colombiano Leónidas Vargas el día de su asesinato ha dejado al juicio que se celebra estos días en la Audiencia Provincial de Madrid sin su principal testigo.

Los hechos tuvieron lugar el 8 de enero de 2009. A última hora de la tarde un hombre armado entró en la habitación 43.2 de la quinta planta del hospital 12 de Octubre, donde estaba ingresado el capo y otro enfermo, Emilio, que no tenía relación con el primero.

Según la primera versión de lo acontecido, el sicario preguntó a Emilio si era Leónidas. Contestó que no y señaló a su compañero de cuarto, que estaba dormido al lado. Entonces, le ordenó que se diera la vuelta, sacó una pistola con silenciador y disparó varios tiros contra Vargas.

Tras las declaraciones de los siete procesados por ese asesinato, que tuvieron lugar este miércoles, hoy ha sido el turno de los testigos, todos ellos protegidos, entre ellos figuraba Emilio. Sin embargo, y ante la sorpresa de todas las partes, el juez ha comunicado que había fallecido repentinamente.

Ante ello, los abogados de la defensa, con el visto bueno también del fiscal, han pedido que se incorpore a la causa el testimonio ante la Policía de este paciente, clave para identificar al autor material del la muerte del capo colombiano.

Algunos de los letrados se han quejado de que el juzgado no les había facilitado este documento hace semanas, por lo que tras la vista han acudido rápidamente a Plaza de Castilla para pedir de nuevo este informe.

Y es que la Defensa ha señalado que en dicho testimonio Emilio dijo ver a una persona que no se encuentra entre los procesados. "Sabemos que llevaba un embozo pero se lo quitó en ese momento, por lo que le pudo ver perfectamente", ha destacado, María Luisa Pérez, la abogada de Jonathan Andres C., acusado de ser el autor materia del crimen.

Otros testigos
No obstante, sí que se ha contado este jueves con los relatos de otros testigos protegidos. Así, una primera enfermera ha relatado que en el momento de los hechos oyó "tres ruidos no habituales en el hospital", en referencia a los disparos, y se aproximó desde la cabina de enfermería hacia la habitación de Vargas, situada a unos 10 metros de distancia.

En ese trayecto ha asegurado que se cruzó con un hombre de su misma altura (1,70 metros, aproximadamente) que caminaba de forma "rápida"y al que preguntó qué pasaba, sin obtener respuesta. Esta sanitaria fue la primera persona en llegar a la habitación del capo colombiano tras su asesinato y alertó de lo ocurrido.

También se interrogó a otra enfermera, llamada Elena, que aportó más detalles de los momentos siguientes al crimen. En este sentido, ha señalado que vio a un hombre que "simulaba que sujeta un arma por debajo de su ropa"y que con la otra mano, la derecha, tenía un móvil. En esa conversación telefónica indicó: "Ya lo hemos hecho, ya lo hemos hecho. Nos podemos ir", ha apuntado.

Piel oscura, 1,70 y acento sudamericano
Además, la trabajadora ha precisado que esa persona medía 1,70 metros, tenía piel oscura y hablaba con acento sudamericano. El hombre se encontraba, según explicó, en la quinta planta y caminaba en el pasillo de salida. Estaba a escasos metros de la habitación de Vargas, pero la enfermera dijo que no le vio salir de dicho cuarto porque en ese momento se encontraba en el 'cuarto sucio' de la cabina de enfermería.

La testigo, que se encontraba bastante nerviosa durante su declaración, ha precisado que el hombre al que vio llevaba una chaqueta tipo chándal y un gorro con un dibujo de una hoja de marihuana en el lado derecho, así como unos guantes. En un primer momento apuntó que la chaqueta era blanca para después afirmar que era negra o "negra y blanca".

Ante ello, la abogada de Jonathan Andrés C. ha indicado en ello y repreguntó en varias ocasiones a la enfermera, que contestó: "la chaqueta era negra y la gorra blanca".
Elena también ha afirmado que el supuesto sicario andaba "rápido, con fuerza y aplomo". A preguntas de la misma abogada matizó que su paso era "normal tirando a ligero"y que actuaba "con normalidad".

También ha reconocido a la persona que vio ese día en fotografías aportadas en el juicio y a otro hombre que dijo que había observado días antes en el hospital "merodeando". Algunos de los abogados de los procesados han indicado, ya a las puertas de la Audiencia, que las personas que reconoce este testigo también se sienta estos días en el banquillo.

Alguien ha matado a alguien
Por último ha declarado la madre de un paciente que ese día se encontraba dos habitaciones más adelante de la que ocupaba Leónidas. Asunción ha relatado que vio a un hombre que pasaba por delante de la habitación de su hijo y tras la muerte y el estruendo generado le preguntó qué pasaba y éste le respondió que "alguien había matado a alguien".

La mujer no ha podido detallar si ese señor llevaba algo distintivo y ha dicho que no se acordaba si llevaba una chaqueta de chándal, un gorro o guantes o el acento que tenía. Tras presentarle varias fotografías, no reconoció con claridad a ninguna de esas imágenes.

El tribunal tampoco ha podido escuchar en el día de hoy a otro de los testigos, Agustín Gustavo C., el guarda jurado que controlaba esa jornada las cámaras de seguridad del 12 de Octubre, porque se halla en "paradero desconocido". Mañana viernes se espera el testimonio de más testigos.