Londres

Mala reputación por Enrique López

La Razón
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La marca España es un concepto acuñado desde hace tiempo y que viene a ser como la reputación que se ofrece a algo por ser español o estar relacionado con España. A pesar de los esfuerzos que se están haciendo, sobre todo en los últimos tiempos, este valor reputacional, en concreto la imagen de España en el mundo, está sufriendo por muchos factores, en especial los económicos. Esto además se ve agravado por las tensiones internas, que, de forma caprichosa, algunos se han empeñado en introducir. Pero éste no es el objeto de mi reflexión. La reputación de una nación es el resultado de una historia concreta; la reputación de alguien es la valoración de los otros sobre uno mismo y ello a través de la mirada acumulada en el tiempo, generando aspectos permanentes y cambios constantes. Es importante luchar para que esta reputación sea una valoración lo más objetiva posible y no sólo tópicos o una mera imagen o percepción.
En definitiva, la reputación de un país es un factor sumamente estratégico para competir en un mundo globalizado. Como he dicho, la marca España, como valor reputacional, está sufriendo. Hay factores que inciden en la misma que obviamente restan valor objetivo y es evidente que nuestra situación económica no ayuda, pero, a veces, cuando un país cae en el pesimismo, en la indolencia y en el derrotismo, suele caer en un estado letárgico en el que se asume de forma impotente esta situación y se genera una peor valoración entre las gentes propias que en el exterior. Contra esto tenemos que luchar cada uno desde su responsabilidad. España es un país reconocible y reconocido en el mundo. Existen estadísticas de conocimiento de países en otros estados y nos llevaríamos una gran sorpresa sobre el nivel de conocimiento de España en el extranjero. Es cierto que a ello contribuyen más el Real Madrid y el Barcelona que los Reyes Católicos, pero esto no importa. Según la Organización de Turismo, España es el cuarto país del mundo que más turistas recibe después de EEUU, Francia y China y es el segundo después de EEUU que más ingresos recibe por este concepto. A pesar de ello, tenemos a mucha gente, dentro y fuera de España, empeñándose en arrumbar la marca, y esto debiera preocuparnos a todos. Se dice que los principales factores que componen una valoración reputacional de un país son su atractivo natural, el atractivo de ocio y cultura, el atractivo financiero, el atractivo de consumo, el atractivo social, el atractivo político, el atractivo económico y el atractivo de marcas y empresas. En estos momentos cada factor está teniendo suerte dispar, pero existe otro muy importante, como es la seguridad ciudadana. España es un país que goza de una envidiable seguridad ciudadana, siendo tremendamente injusto leer noticias, como en Estados Unidos y Gran Bretaña, en las que se alerta a sus compatriotas sobre la inseguridad en España. Para ello advierten de la probabilidad de incendios, manifestaciones e incluso terrorismo, generando la idea de España como un país inseguro, y lo injusto es que Gran Bretaña arroja unas cifras delincuenciales muy superiores a España, colocándose Londres como una ciudad mas insegura que Madrid. Los datos reflejan que somos uno de los países más seguros de nuestro entorno y nuestras tasas de delincuencia están muy por debajo de las que presentan Reino Unido, Alemania o Francia, situándonos en torno a unos 20 puntos por debajo de la media de la UE. Si hiciéramos una encuesta y le preguntáramos a los españoles si creen que España es un país mas seguro que Suecia, estoy convencido de que una mayoría diría que no. La realidad es que nuestra tasa de criminalidad es notablemente inferior a la de Suecia ( casi setenta puntos). En Finlandia, por ejemplo, la media de homicidios anual por cada 100.000 habitantes es de 2,34 y en España de 1,02. Por contra, España tiene una población reclusa de 153 presos por cada 100.000 habitantes frente a los 76 de Finlandia o 65 de Suecia. Algo tendrá que ver. La cuestión es por qué esto no lo convertimos en uno de nuestros activos, lo cual resulta difícil teniendo en cuenta que nuestros ciudadanos perciben una situación de inseguridad muy superior a la real. Es curioso observar cómo esta sensación de inseguridad y el temor al delito no se tienen cuando se viaja a Gran Bretaña, Alemania o a Suecia. Resulta realmente paradójico que España, siendo unos de los países con menor criminalidad de Europa y del mundo, sufra estos ataques a su credibilidad por parte de servicios diplomáticos extranjeros y que, además, los alimentemos con una percepción equivocada de nuestra ciudadanía. Se debe hacer un mayor esfuerzo de difusión de las estadísticas, porque en el sentimiento de inseguridad existe un elemento subjetivo innegable que hay que desterrar.