El PP trabaja con la hipótesis de unas elecciones generales para el otoño

Madrid- La crisis sin precedentes en el Tribunal Constitucional (TC) que estalló ayer sirvió al PP para echar más leña al fuego electoral. La secretaria general, y presidenta electa de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, aseguró que las dimisiones en el Alto Tribunal confirman el error del fallo que permitió la presencia de Bildu en las instituciones, y son prueba también de que hay un Gobierno «a la deriva» y «sin liderazgo» que está contribuyendo a que se extienda la «descomposición». Al margen de filtraciones, desde el día después de las elecciones autonómicas y municipales la dirección popular trabaja con la hipótesis de un adelanto a otoño de las generales. Y a esa previsión responde el calendario marcado por Mariano Rajoy y su propia estrategia política. Génova no tiene aún diseñada la agenda personal de Rajoy para después del verano, pero ya adelantan que será claramente preelectoral, lo que implica otra ofensiva territorial en la que multiplicará sus visitas a plazas prioritarias como Andalucía. Antes de irse de vacaciones, Rajoy reunirá a todos sus alcaldes y a todos sus parlamentarios para darles una misma instrucción: que deben mantener movilizada la maquinaria del partido en cada comunidad, en cada ciudad y en cada pueblo. El PP ya ha empezado a preparar la base en la que su presidente nacional sustentará la intervención en el Debate del Estado de la Nación. El objetivo es retratar el fin de la era de Rodríguez Zapatero con el acento en la crítica y no en la presentación de un programa alternativo.