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Pajares y Esteso la comedia al hispánico modo

Los actores formaron un dúo de éxito en el cine español y llegaron a filmar hasta diez películas juntos durante el destape.

Pajares y Esteso la comedia al hispánico modo
Pajares y Esteso la comedia al hispánico modolarazon

Las parejas más famosas del cine español fueron Imperio Argentina y Miguel Ligero, Lola Flores y Manolo Caracol y Carmen Morell y Pepe Blanco. Y en los años 60, Tony Leblanc y Conchita Velasco, que le fue infiel con Manolo Escobar. Mirando hacia atrás sin ira, la única pareja famosa del cine actual es Esteso y Pajares: «Los bingueros» (1979), aunque también fueron «Los energéticos» (1979), «Los liantes» (1981), «Los chulos» (1981) y «Los caraduras» (1983). Parodias realizadas a velocidad de vértigo para aprovechar los taquillazos foráneos o la actualidad candente. Hasta diez películas hicieron juntos estos genios de la comedia al hispánico modo, con pocos medios, un guión exprés, rodajes rápidos y una docena de actores en estado de gracia como Florinda Chico, Juanito Navarro, María Isbert, Beatriz Carvajal y el inimitable Antonio Ozores. Dirigidas magistralmente por ese genio del cine «instamátic» del destape y la crítica más feroz del español medio que es el avispado Mariano Ozores, cuyas cintas son una crónica humorística de la realidad española más acerba y desencantada de lo que piensan sus detractores.

En España no se valora a los emprendedores, tildados de reaccionarios capitalistas y fachosos que sólo buscan el lucro y obligan al público a consumir sus deleznables productos. Por eso Pilar Miró puso las bases para eliminar el escaso tejido industrial del cine español, sustituyéndolo por un cine subvencionado que controlan los socialistas, borrando del panorama cuantos profesionales se relacionaban con el cine anterior. Actores que llenaban los cines con su presencia y que demostraron su genio interpretativo tanto en comedias petardas como en pelis de «arti y ensayi», aportando el capital del «star-system» español, hoy inexistente. Estas cintas realizadas durante el destape atraían a más de un millón de espectadores y recaudaban entre 150 y 200 millones de pesetas. Algo que no se ha repetido en el anoréxico cine español «serio». En un lustro hicieron de la «españolada» un acontecimiento cinematográfico sin recibir subvenciones, pues cuando el cine es negocio y no arte, ¿por qué hay que subvencionarlo? «La cultura es de izquierdas», dijo la ministra Al- borch. Y desde entonces las colas en los cines se han diluido al mismo ritmo que el arte de narrar historias que conectan con el público, mostrando las subvenciones más desnudas que Jenny Llada y Loreta Tovar. Sólo Álex de la Iglesia y Santiago Segura han vuelto a conectar con la industria, a valorar a Esteso y Pajares como parte esencial del cine español y a homenajearlos en esas joyas de la posmodernidad friqui que son «Isi-Disi» y «Torrente», con personajes tan marrulleros, fracasados y amorales como los de Esteso y Pajares. De ahí su éxito, y más si hacen de jubilatas en el nuevo «Torrente».


El astracán
La cámara de Mariano Ozores es transparente, a la altura de lo ojos. Sin énfasis innecesarios. Como las actuaciones de Esteso y Pajares, dotadas de una bis cómica «natural» y el don dramático de parecer que están viviendo y no actuando. La astracanada es perfecta, como demostraron Ozores y Berlanga durante décadas, para diseccionar las angustias, deseos y fantasías de los españoles y la evolución de la sociedad desde la represión sexual, el destape y la transición mediante historias y personajes tan desagradables y mezquinos como capaces de vender a sus novias a jeques árabes por cuatro duros. De ahí que las interpretaciones de sus magníficos actores parezcan antiartísticas, sin enjundia, carentes de esa exagerada dramatización que se valora en el «cine serio». Sólo cuando Saura dirige a Vázquez o a Pajares la crítica se rinde a sus encantos dramáticos. ¿Cómo llamar a esta presbicia cultural sino ceguera ideológica?