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En shock por Paloma PEDRERO

En shock por Paloma PEDRERO
En shock por Paloma PEDREROlarazon

Casi todos estamos viviendo una nueva y angustiosa experiencia: la sensación de haber caído o de poder caer en cualquier momento. A la culpable se la ha llamado «crisis», como si fuera algo que ha venido del cielo, un accidente, una tragedia natural. Algo, incluso, de lo que la gente de a pie es responsable. Responsable por vivir por encima de nuestras posibilidades, por ser consumistas compulsivos, por haber perdido los valores espirituales, por habernos dado al gasto y la vida huera. Esto es, en cierta manera, verdad, llevamos muchos años cabalgando en el materialismo más absoluto, creyéndonos los reyes del mambo por ocupar nuestro tiempo en los centros comerciales, deslumbrados por fuegos de artificio y máquinas, pensando que el «tener» es lo más importante de la vida. Ignorando que en lo puramente material jamás encontraremos la felicidad. Pero una cosa es que la inmensa mayoría hayamos cometido el error de conformarnos con eso y otra, bien distinta, es que una inmensa minoría haya acabado con la estabilidad vital de tantos. Porque los «mercados» son personas, y ésos no están ni en el paro ni a punto de estarlo. Los especuladores se siguen forrando.Tristeza, desánimo, ensimismamiento, así andamos. Los que no tienen trabajo, más desesperados que otra cosa; los que aún lo tienen temerosos de que les rebajen el sueldo o prescindan de ellos en cualquier momento, la sociedad, la clase media sobre todo, está en estado de shock, todavía no podemos creernos lo que ha ocurrido. Gente que hace nada vivía dignamente está ahora yendo a los comedores sociales. Comedores que, por cierto, no dan abasto con tanta necesidad y han tenido que prescindir de los dos platos. Quizá haya que tocar fondo para darnos cuenta de lo equivocados que estamos. Quizá haya que salir de este estado de shock y enfrentarse a la nueva realidad para cambiar los paradigmas. Quizá los que siempre tienen lleguen a darse cuenta de que no se puede ser ni medianamente feliz mientras otros se mueren de hambre o de indignidad. Tal vez, ojalá, esta «crisis» nos abra la conciencia. Incluidos los ricos.