Cataluña
Mas creará un departamento de Exteriores para proyectar su causa
«No nos esperan con los brazos abiertos», admite sobre la receptividad en Europa
BARCELONA– Artur Mas suele dedicar bastante tiempo a imaginar el futuro estado catalán. Es un estado donde las pensiones son más altas, donde los impuestos son más bajos y donde la gente, en general, vive mejor. Pero para poner en marcha el estado catalán hace falta hormonar a la Generalitat hasta convertirla en una superadministración. Mas, por ejemplo, echa en falta sentarse en el consejo de gobierno y comentar la escena internacional con su consejero de exteriores. Pero eso se va a acabar si es reelegido presidente porque el líder de CiU anunció ayer que planea designar a un consejero del ramo, una persona que asuma el peso de proyectar a nivel europeo la causa soberanista.
Mas, experto en buscar a «los mejores» para su gobierno –de eso presumía en la anterior campaña–, va a tener que atinar mucho en la elección del titular de Exteriores porque no lo va a tener muy sencillo. La Unión Europea contempla con enorme indiferencia el proceso abierto por Mas, observado por los socios europeos como un asunto interno de España donde no hay que meter las narices. El líder de CiU, consciente de que no tiene muchos amigos en la esfera internacional, lo admitió con crudeza en un mitin en Lleida: «No nos están esperando con los brazos abiertos».
No obstante, Mas apeló a lo que siempre apela últimamente y es a la democracia, madre de todas las soluciones a su entender. «Si vamos con las mejores cartas, nos escucharán porque la gente de la UE los valores democráticos los tienen muy adentro», pronosticó el candidato.
En un ejercicio de realismo, el líder convergente explicó que nadie en Europa va a preguntarle a Cataluña por sus aspiraciones nacionalistas, sino que va a ser la Generalitat quien tenga que dedicarse a buscar amparo internacional.
Aunque la suerte diplomática del nacionalismo catalán está muy en el aire, Mas no tiene dudas sobre el rumbo que hay que seguir. «Si el futuro gobierno depende de nosotros, a la acción exterior se le dará un rango mayor que el actual», explicó. Actualmente, la actividad en este ámbito está coordinada por una secretaría de asuntos exteriores que cuelga del departamento de presidencia. Nadie como Josep Lluís Carod-Rovira la quiso llevar tan lejos, nadie salvo Mas, que quiere multiplicar la apuesta.
Buscando el cuerpo a cuerpo con Rajoy
Artur Mas y Mariano Rajoy parecen haber llegado a la misma conclusión: les interesa librar una batalla cuerpo a cuerpo. De entrada, polarizan la campaña y desactivan a Pere Navarro, así que no es tan extraño. Mas se agarró ayer a un anuncio de campaña del PP, donde se representa la pesadilla de un ciudadano al que quieren catalanizar el apellido García para inscribirse en el registro civil, para dirigirse directamente a Rajoy. «Que hagan broma, que hagan el ridículo, a veces pasan el límite del mal gusto, pero una cosa es el vídeo electoral y otra es intentar dividir el pueblo en función del habla y del apellido de los ciudadanos», dijo desde La Seu d'Urgell en un mitin. Los nacionalistas, que siempre se han jactado de su labor de integración con la inmigración, vieron en el spot una ocasión magnífica para sacar pecho por su actitud conciliadora y para subrayar que el pueblo catalán «no busca la bronca ni tampoco quiere que España vaya mal», ni tan siquiera «se le ocurriría decir que España no es viable». Precisamente a demostrar que la Cataluña independiente es viable económicamente se dedicó durante la mañana, repitiendo algunas de sus conclusiones. «En cuanto a PIB per cápita nos situaríamos en la franja alta, en la séptima posición, un 21 por ciento de la media europea», aseguró. Y añadió: «Seríamos los novenos, detrás de Holanda, una de las economías más abiertas del mundo y los duodécimos en cuanto al esfuerzo en investigación y desarrollo». Una potencia, vaya.
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