Barajas

Condenados cuatro guardias civiles por torturas a los etarras que volaron la T-4

El tribunal admite que las denuncias forman parte de la estrategia de la banda

Portu y Sarasola, durante el juicio por el atentado de la T-4 de Barajas, que costó la vida a dos ciudadanos ecuatorianos
Portu y Sarasola, durante el juicio por el atentado de la T-4 de Barajas, que costó la vida a dos ciudadanos ecuatorianoslarazon

MADRID-La Audiencia de Guipúzcoa admite, en una sentencia, hecha publica ayer, por la que se condena a cuatro de los quince guardias civiles que fueron acusados de torturas durante la detención de los etarras del «comando Elurra» (atentado contra la T-4), que la denuncia de malos tratos contra los agentes de las Fuerzas de Seguridad forma parte de la estrategia general de la banda terrorista. Sin embargo, los magistrados consideran que, en este caso, los hechos enjuiciados no se pueden inscribir dentro de dicha estrategia y condena a los agentes que, con su acción, evitaron otros atentados que iba a perpetrar la célula criminal, contra el Complejo Azca de Madrid y un centro turístico de la costa levantina.


«Político-militar»
En el apartado de la valoración de las pruebas, la sentencia recoge los argumentos de la defensa, admitidos por la jurisprudencia de la Sala Segunda del Supremo, en el sentido de que la sistemática denuncia de torturas forma parte de la «estrategia política y militar» de ETA. Se refiere a un informe presentado durante el juicio, que se considera «relevante porque permite situar el contexto general en el que se producen habitualmente las denuncias por torturas de los miembros de la banda, dentro de las "kantadas"que aprende a preparar todo activista en la eskola o lo que es lo mismo, en periodo de formación».

«Es evidente también –agrega– que con estas denuncias, la organización (ETA) obtiene un importante sustrato publicitario a nivel internacional, a la vez que sirven para consumo interno de sus bases. El fin último es deslegitimar al opresor Estado Español, a través del acoso y derribo a sus fuerzas del orden, y dentro de éstas, a la Guardia Civil, que ha sido uno de los cuerpos más castigados por las acciones terroristas de la banda, a la vez que punta de lanza en la lucha antiterrorista».

«Dentro de este marco general, Portu y Sarasola eran miembros del "comando Elurra". En tal condición y tal y como ellos mismos han declarado en el acto del plenario, conocían a Garikoitz Aspiazu, "Txeroki", de quién serían subordinados directos. Lógicamente, prepararían sus "kantadas", para el caso de ser detenidos por las fuerzas policiales. Siguiendo este discurso, también la mañana del día de autos prepararían con cuidado su actuación».


«Txeroki», ignorante
«Pero el discurso lógico debe detenerse aquí. Nada se ha acreditado por las defensas sobre cuál sería la coartada concreta que Portu y Sarasola habrían preparado en la ocasión de autos», enfatiza la sentencia, que despacha de un plumazo la nota que fue encontrada en poder de «Txeroki», en la que se reconocía que las denuncias presentadas por Portu y Sarasola eran falsas. «Es evidente que pudo pensar que estas torturas, como otras más a miembros de la banda, eran falsas, no llegando a conocer, a través de los canales internos de comunicación que la banda utiliza (abogados, medios de comunicación, familiares), la realidad subyacente en los hechos enjuiciados», agrega.

Fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN han subrayado el hecho de que la sentencia ha sido absolutoria para once de los quince procesados; y que se condena a los cuatro guardias civiles, que materializaron la detención de los dos miembros de ETA, (y no al resto, entre los que figuran los que realizaron la investigación y las diligencias policiales), que se habrían visto afectados por un sentimiento de castigo hacia los detenidos, motivado por el atentado perpetrado por ETA un mes antes en Capbreton, en el que fueron asesinados a sangre fría dos agentes de la Benemérita.


Sin venganza
A este respecto, se recuerda que la Guardia Civil ha sido objeto de atentados cometidos por ETA desde 1968, siendo el colectivo más castigado al contar con más de 200 víctimas mortales entre sus filas, incluyendo niños, hijos de guardias civiles; y sin embargo «hasta la fecha no existe ninguna sentencia judicial condenatoria, ni presupuesto ilícito, que haga suponer la actividad de miembros de la Guardia Civil, movidos por venganza o resentimiento».


«Unos excelentes profesionales»
- La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC), de reciente creación, hizo pública una nota para expresar «públicamente su apoyo incondicional» a los agentes condenados y poner de manifiesto «la enorme decepción por el castigo a una magnífica actuación policial que supuso la detención del comando de ETA más activo en ese momento». «Los guardias civiles condenados son excelentes profesionales, como lo atestiguan los hechos en cuyo contexto se produjo la actuación profesional juzgada: la localización y detención de terroristas asesinos en la mañana de un Día de Reyes cuando todo el país disfrutaba de vacaciones».