Elecciones Generales 2016
Mascarada
De espaldas a los jueces, a cualquier normativa urbana y al auténtico responsable de la indignación: Zapatero. En este duelo al Sol, kilómetro cero de España, y no ante La Moncloa o Ferraz. Más allá de la lógica protesta, subyacen también puntos oscuros. Como en los juegos de tinieblas del siglo XVIII, un cierto aroma de mascarada se percibe. Muchos mensajes anarco, izquierdistas y hasta en defensa de Bildu, imprimen tintes de manipulación a unos hechos que bloquean al Gobierno y ponen en solfa el Estado de Derecho. Es curioso que la revuelta se produce al cierre de una campaña electoral sórdida, con negros resultados para el PSOE. Si un ciudadano corriente instala una guardería, un comedor ambulante o llena de pintadas las paredes, le cae un multazo. En Sol todo está permitido. ¿Quién mueve los hilos, paga la organización y veta a medios informativos? Son preguntas de respuesta nada clara, que no pueden ceñirse al desencanto social, a ese pasotismo juvenil que exhibe su furia en tan solo dos días.España es hoy símbolo de un gran fracaso. Tal vez por ello, este grupo de acampados se permite burlar la disciplina constitucional ante un Gobierno inerte, maniatado. La mejor manera de escuchar a la calle lo dirá las urnas. Es el mejor y verdadero juego democrático.
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