Política cocaína y transexuales

A las seis de la mañana de ayer, un hombre sale al balcón de una casa de Roma y comienza a gritar, despertando a los vecinos. Su voz incoherente demuestra su embriaguez, aunque dejan entrever un cierto sentido en su discurso: está intentado dar un mitin político. El acalorado orador es Pier Paolo Zaccai, consejero de la provincia de Roma del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Silvio Berlusconi. El alba y las sirenas de los coches de la Policía, que acude al lugar alertada por los vecinos, acaba con su noche de fiesta extrema regada por alcohol y cocaína y en compañía de un grupo de transexuales.

Zaccai está hecho una furia cuando llegan los agentes, que tienen incluso que sedarlo para poder controlarlo y llevárselo a un hospital, donde es ingresado en estado de confusión total.
La noticia corre como la pólvora en Roma, aunque tarda en saberse el nombre del protagonista.
El Partido Democrático, la oposición al jefe del Gobierno, teme que se repita el caso de Piero Marrazzo, el ex gobernador regional del Lacio, que fue descubierto en circunstancias similares a las de Zaccai.

Finalmente se confirma que el político, fiestero, drogata y amante de las transexuales, pertenece esta vez a las filas del PDL, el partido del primer ministro italiano, que le suspende de inmediato de militancia.