Un Debussy solvente por Fernando Sans-Riviere

Se trata de un título importante dentro de la historia del género lírico por lo que supuso en su época de novedad hacia una corriente simbolista en la que la música y el texto se entrelazan dando pie a una obra realmente singular. En una ciudad declaradamente wagneriana como Barcelona parecería que este título tendría que programarse con mayor asiduidad, pero no es así y sólo el verdadero conocimiento de la obra y de la música de Debussy parece que crea verdaderos interesados. Destacaron el solvente Pelléas de Jean-Sébastien Bou, al que le faltó una voz más melódica y elegante en la emisión para redondear el personaje, muy bien tratado actoralmente, frente a una exitosa Mélisande a cargo de María Bayo, aunque quizá algo encorsetada en los movimientos casi robóticos de la compleja dirección de escena de Robert Wilson. Excelente oscuro Golaud de Laurent Nauri, el más completo de todos y muy interesante la un tanto malévola Geneviève de la contralto Hilary Summers. El histórico Sir John Tomlinson fue todo un lujo como Arkel, a pesar de un registro agudo con un evidente desgaste, pero muy aplaudido por el público. Sobresaliente el Médico-Pastor de Kurt Gysen y muy adecuada en su papel del pequeño Yniold la soprano Olatz Saitua, a pesar de una emisión algo corta. El director musical Michael Boder se despedía de la Sinfónica del Liceo con una lectura interesante, matizada y con el dramatismo que requiere esta exclusiva partitura. Correcta la Orquesta y el Coro del Liceo en una función que fue muy bien acogida por el reducido público de esta primera representación.