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Chacón contará con Rubalcaba si es elegida

Chacón contará con Rubalcaba si es elegida
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MADRID/las palmas- Hundidas tras la hecatombe electoral, huérfanas de liderazgo y ayunas de un verdadero debate, las bases del PSOE demandan la opinión de los referentes del partido. ¿Con quién está Alfonso Guerra? ¿A quién apoya Felipe González? ¿A qué se dedica José Bono? ¿Cuál es el candidato de Javier Solana? A falta de tres semanas del Congreso Federal de Sevilla, pocos son los dirigentes de la «vieja guardia» que han emitido señales sobre sus preferencias. Es probable que muchos no lo hagan. Y aunque todo el mundo sabe dónde y con quién están quienes un día mandaron –y mucho– en el PSOE, ellos prefieren el silencio. Y eso que, por ejemplo, Guerra dijo hace poco que, cuando hubiera candidatos oficiales a la Secretaría General, sería un deber casi ético para todo socialista decir a quién apoyaría.

Mientras tanto, la ex ministra y candidata, Carme Chacón, dijo ayer que si resulta elegida contará con Alfredo Pérez Rubalcaba, para formar parte de la dirección del partido, por su «experiencia e inteligencia», informa Efe.

Ambos han presentado ya los avales que los convierten en aspirantes oficiales a liderar el PSOE y muchos son los que aguardan un gesto, una declaración o un movimiento que sitúe a los «ilustres» del socialismo junto a uno u otro bando. De momento, ni González ni Guerra ni Solana ni José Bono… ni otros muchos han manifestado en público sus preferencias. Han optado por el silencio. Y no porque no tengan opinión, que la mayoría la tiene y bien definida, sino porque en algunos casos se pretende evitar que un apoyo explícito de la «vieja guardia» pueda perjudicar a su favorito.

Bien es verdad que entre los citados hay quien cree que la premura con que se ha convocado el congreso no ayudará a resolver la crisis interna del PSOE y que, una vez convocado, no queda otra más que cerrar cuanto antes las heridas para que se empiecen a construir los cimientos del socialismo del futuro. En este escenario, nadie es ajeno a esa demoscopia que revela que ni Rubalcaba ni Chacón despiertan gran entusiasmo entre los votantes del PSOE, pero que si tienen que elegir, prefieren al primero. Claro que los hay que no moverán ficha hasta que se despeje si habrá una tercera vía.

No es ningún secreto para nadie en el PSOE que González es amigo personal de Rubalcaba, que está en contacto permanente con él y con su equipo y que, incluso, le ha hecho llegar algunos papeles que marcan la senda por la que, a su juicio, debe transitar el socialismo. ¿Hará público, entonces, González su apoyo a Rubalcaba? No parece. El ex presidente siente un profundo afecto por quien hace cuatro años se autodenominó «la niña de Felipe» y no cree que el hecho de ser catalana, como apuntaron algunos, pueda restarle puntos.

Solidez y experiencia

Ahora bien, en sus conversaciones privadas no oculta que el momento por el que atraviesa el PSOE requiere de una solidez y experiencia que la catalana no tiene. «Puedes contar conmigo antes, durante y después del 20-N», le dijo González en un mitin a Rubalcaba. Y aunque nadie duda de que así está siendo en la trastienda no parece que el otrora presidente tenga intención de hacer público el maridaje.
Caso distinto parece el de Javier Solana, que al parecer no tendría incoveniente en confesar sus preferencias, aunque todavía no lo haya hecho.

¿Qué hará Guerra? Pues hay quien sostiene que, paradojas de la política, podría convertirse en el fiel de la balanza que incline hacia un lado u otro el Congreso. El «guerrismo» ya no existe. Sus antaño seguidores no están ni organizados ni «militarizados», pero la voz de Alfonso Guerra sigue teniendo un fuerte predicamento entre quienes tienen el alma más a la izquierda del PSOE, y algunos de ellos han decidido formar parte de la estructura de apoyo a Rubalcaba. Ha sido el caso de Txiqui Benegas, pero también del heredero del «guerrismo» en Madrid, José Cepeda. Dicen que la política siempre ha hecho extraños compañeros y que quienes un día libraron la más cruenta de las luchas intestinas al siguiente pueden profesarse amor eterno. No llegará a tanto. Pero lo cierto es que los restos del extinto «guerrismo» parecen más dispuestos a votar por el cántabro que por la catalana. Y de hacerlo, que aún no está claro, cerrarían los ojos al pasado para no recordar aquella otra guerra de hace 20 años entre «renovadores» y «guerristas» por el poder interno del PSOE y en la que Rubalcaba militó en el llamado «clan de Chamartín» que tanto maniobró contra Alfonso Guerra. El propio Txiqui Benegas, según fuentes del PSOE, ha pedido expresamente a Guerra que se sume a la causa Rubalcaba. Pero éste sigue silente y prefiere aún refugiarse en la ambigüedad pese a que su espíritu jacobino le sitúa de partida en las antípodas de los seguidores de Chacón.

P.D. José Bono no se ha pronunciado aún. Y dicen que no lo hará hasta saber el resultado de los congresillos y el ADN de los delegados. Eso será después del 21.

 

Los codiciados votos del «guerrismo»
A nadie se le escapa que la posición de Guerra ante el 38º Congreso puede ser importante para decantar el resultado. El sevillano aún es reverenciado en federaciones como la andaluza, la asturiana o la extremeña, tres de los territorios donde más peso siempre ha tenido el alma más de izquierdas del PSOE. Y aunque hace lustros que el «guerrismo» no es una corriente activa dentro del partido, a nadie se le escapa que sus votos fueron determinantes en el resultado del congreso de 2000, después de que los votos comprometidos por el ex vicepresidente del Gobierno para Matilde Fernández fueran finalmente a Zapatero para impedir la victoria de José Bono, al que todos pronosticaban la victoria.