Artistas
Obuses
Uno de mis más queridos amigos murió prematuramente de un derrame cerebral; a otro le amputaron una pierna por gangrena hace poco más de dos años; un tercero convalece y se rehabilita hoy de un ictus cerebral. Añadiría: y yo mismo no me encuentro muy bien, aparte de que tengo en segunda fila alguna que otra quimioterapia, con todos sus ritos y el desasosiego que trae al entorno saber que alguien ha sido ya tocado por esa enfermedad que ante era «larga y cruel»- y hoy no hemos acostumbrado a que sea larga, lo más que se pueda, porque tiene mal final cuando se desmanda. De hecho, sólo me queda un amigo completamente sano que jamás ha fumado ni bebido y está hecho un zagal mientras los demás entramos en la edad senil y su achaques. Lo comenté el otro día con mis socios y Markus, un controlador de vuelo alemán, me dijo que él también había perdido recientemente a un amigo joven de muerte totalmente inesperada, y concluyó: Jose, los obuses cada vez nos caen más cerca. Y sí, va a ser eso: que la vida es una lucha y que a medida que los años pasan la artillería afina su puntería y vamos viendo cómo cae gente a nuestro alrededor. Las primeras bajas nos sobrecogen pero luego van «formando tendencia» y se encuentra uno metido en un grupo generacional que empieza a estar ya en la pista de despegue: de vez en cuando alza el vuelo alguien y nos deja con cara circunspecta considerando que por la misma razón nos pudo tocar a nosotros. Dejamos de vernos después de que hicieran la comunión nuestros hijos y ahora, en vez de juntarnos en las bodas, nos reencontramos en los tanatorios, dando pésames y echando alboroques a la memoria del muerto. Y el gobierno alejando la jubilación, nuestra última esperanza de llevar alguna vez una vida tranquila y subvencionada...
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