Celtic
Alemania y los árbitros Julián GARCÍA CANDAU
Gary Lineker, inglés, dijo que el fútbol lo juegan once contra once y gana Alemania. Han cambiado los tiempos, pero no las circunstancias: el fútbol lo juegan once contra once y además de que ganan los germanos, si es menester, deciden los árbitros. En 1966, en la final del Mundial, en Wembley, a los ingleses les dieron un gol que no existió. El árbitro, el suizo Dients, consultó con el juez de línea, el azerbaiano Bahkramov, quien se vengó de los alemanes, que habían derrotado a la URSS, y dio por válido el tanto. El último lo marcó Hurts con gente dentro del terreno de juego. En Wembley hubo atraco. Alemania se ha cobrado en ocasiones posteriores. En torneos mundiales y europeos. Ayer volvió a recibir réditos de lo sucedido en Wembley.Es inaudito que el árbitro y el juez de línea sean incapaces de ver que entró el balón. No fue jugada dudosa. La pelota cruzó dos palmos la línea de gol. Lo ocurrido volverá a replantear la necesidad de aplicar al fútbol avances tecnológicos. No es cosa de aplicar el vídeo para cada jugada, pero sí existe la necesidad de recurrir a medidas que en situaciones como la de ayer se pueda resolver en equidad.Alemania ganó con mejor juego y beneficiada de la necesidad inglesa de tener que luchar contra el 2-1. Los británicos, acuciados por la desventaja, dejaron espacios que Alemania, al contragolpe, aprovechó para vencer de manera rotunda. El empate, negado arbitralmente, tal vez habría cambiado el encuentro, cosa difícil si se tiene en cuenta el juego inglés, muy espeso.
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