Audiencia Nacional
Garzón se hizo con el «Gürtel» tras unas «casualidades sospechosas»
Se dieron demasiadas «casualidades sospechosas» para que el «caso Gürtel» cayera en manos de Garzón. Ésa es una de las conclusiones de los hechos producidos en el tiempo previo a que el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, se ocupara del «caso Gürtel» y el asunto tuviera un inicio ya viciado, según explicaron a LA RAZÓN, fuentes de la Generalitat valenciana.
En este sentido, señalaron que en víspera de conocer el caso que Garzón hizo suyo, se fue de cacería a Jaén con el entonces ministro de Justicia, Fernández Bermejo, junto con el jefe de la Polícia Judicial, Juan Antonio González, y la fiscal Dolores Delgado. Las «casualidades sospechosas» también se vierten sobre la carrera meteórica de las dos fiscales, Concha Sabadell y Miriam de la Sierra, y su acelerada llegada unas semanas antes al Juzgado de Garzón para hacerse cargo del «Gürtel».Concha Sabadell llegó al cargo sólo cuatro semanas antes de que estallara el caso, lo que induce a pensar a las mismas fuentes que podía estar preparada, máxime cuando en 2007 es trasladada por orden de Bermejo al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Año y medio después, en diciembre de 2008, llega a Anticorrupción justo a tiempo de ocuparse de «Gürtel».Paralela trayectoria tuvo Miriam Segura, quien en septiembre de 2006 aterrizó en el TSJM y sólo dos meses después llegó en Comisión de Servicio a la Fiscalía Anticorrupción, para lograr plaza poco antes de que Garzón decretara la intervención de las conversaciones.Además, se detectan claros errores como los relativos a algunas imputaciones que Garzón dirige hacia Orange Market S.L., empresa de Álvaro Pérez «El bigotes», en fechas en las que todavía la firma ni siquiera había sido constituida como las facturas de 2002 cuando fue creada en 2003.Maremágnum de cifrasAsimismo, Garzón tomó declaración al sastre José Tomás hasta en tres ocasiones con versiones distintas ante el juez y la Policía, admitiéndole afirmaciones que sostienen la existencia de una facturación en 2005 de entre 65.000 y 70.000 euros, cuando en este año la empresa Forever Young no estaba constituida (se constituye en septiembre de 2006). Se dio la circunstancia, incluso, de que Garzón tomó declaración a José Tomás cuando ya no era responsable de la instrucción del caso.Otro de los aspectos que las fuentes achacan a Garzón se centra en que el auto recogía un maremágnum de cifras que no coincidían entre sí. Se hablaba de 12.000 euros; el sastre afirmaba que cada seis meses se pagaban 30.000 euros; las filtraciones de las facturas hablan de una cantidad cercana a los 7.000 euros y la denuncia de Forever Young concluye que «no se debe asignar a Ricardo Costa ni a Francisco Camps ninguna compra, ya que salen a 0, y de haberlas realizado es obvio que se habrían pagado en efectivo».Finalmente, es inevitable la referencia a lo que LA RAZÓN ya ha publicado con reiteración: la eliminación de pruebas exculpatorias para el presidente Francisco Camps en el sentido de que se había pagado sus trajes, así como que las adjudicaciones del Consell había sido realizadas de acuerdo con la legalidad. «Casualmente, una vez que se conoce el contenido de estas grabaciones, Garzón ordena su destrucción de acuerdo con las dos fiscales citadas», sostienen.
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