Danza
Una noche con brillo sueco
Compañía Nacional de Danza. «Arcangelo», de Duato; «Órbitas y derivas», de Àngels Margarit; y «Flockwork», de Alexander Ekman. Director artístico: Hervé Palito. 17-VI-2011. Teatro de la Zarzuela.
La excesiva homogeneidad coreográfica de la «era Duato» ha desembocado en cierto caos artístico. La cita de la Compañía Nacional de Danza con la Zarzuela reunió las creaciones de Nacho Duato, Àngels Margarit y Alexander Ekman, tres propuestas de contemporáneo tan distintas en sus enfoques artísticos como en su calidad. «Argangelo», ya conocida en Madrid, reúne las virtudes de Duato: intensidad, enfoque espacial y movimientos que, once años después de su concepción, continúan resultando modernos. Lo esperado pero no por ello menos loable.No se percibe igual «Órbitas y derivas», el estreno absoluto del programa.
Aunque con momentos notables por su contemporaneidad, la obra de Margarit constituye un paseo por ciertos lugares comunes de la danza: correteos, encuentros y desencuentros de parejas, giros, caídas y cogidas... Entre todo, nada nuevo. En definitiva, una coreografía predecible que, además, resultó por momentos caótica en la estructura y sucia en el movimiento.Ekman devolvió el nivel esperado con «Flockwork», una obra a medio camino entre la danza, la performance y el teatro. La originalidad de su propuesta no termina en la mera mezcla. El sueco ensambla con coherencia expresiones dispares y consigue crear un lenguaje novedoso de gran potencia narrativa. Entre los bailarines, siempre buenos, Tamako Akiyama confirmó su supremacía expresiva, que despliega con independencia del coreógrafo que la dirige.
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