Actualidad
«Todo el pueblo habría ido a verle»
Los vecinos de Perbes lamentan que la capilla ardiente no se instalara en su residencia gallega
PERBES (LA CORUÑA)- En la localidad coruñesa de Perbes, el fallecimiento de Manuel Fraga les ha privado del que ha sido su veraneante más ilustre, porque el fundador del PP elegía cada verano este lugar para alejarse del mundanal ruido que representa la capital de España. Era su particular refugio, su oasis de paz ni mucho menos secreto, durante todos los meses de agosto. Y nunca falló.
Allí, la noticia de su fallecimiento ha caído con la tristeza propia de quien ha perdido a su vecino más ilustre. Se nota en las caras de la gente y en el ambiente. Y aunque no sea el día más señalado para la crítica, a los vecinos del pueblo les hubiera gustado dar el último adiós al mandatario gallego como se merece. «Si hubieran instalado la capilla ardiente aquí, le habría ido a ver todo el pueblo porque era un vecino muy querido», asegura uno de sus amigos.
Con una puntualidad casi británica, el fundador del PP no faltaba nunca a su cita con el mar cada mañana. A las ocho en punto acudía para bañarse en la playa más cercana a su chalé. Apenas unos metros le separaban de la orilla de la ría de Betanzos, en donde iniciaba cada día su jornada. Y es que, pese a su avanzada edad en los últimos años –veranea en Perbes desde hace más de 25 años, a excepción de 2011, cuando su salud ya no se lo permitía–, Fraga ni mucho menos llevaba una vida sedentaria. Todo lo contrario, porque no tenía problemas a la hora de caminar varios kilómetros para ir a comprar el pan en el horno tradicional del pueblo.
Por supuesto, y como es casi obligación en un gallego como Fraga, su estancia en estas tierras incluía la degustación de la mejor cocina de Galicia. Acudía con frecuencia a comer al restaurante de un amigo y disfrutaba con cada bocado.
La partida, sagrada
Y era después de la comida cuando el ex senador del PP realizaba el que era uno de sus mayores hobbies y uno de los momentos en los que más disfrutaba: jugar al dominó. No lo hacía en ningún bar o cafetería. Acudía a la casa particular de Carlos Pardo, abogado y fiscal, pero sobre todo amigo de Fraga por excelencia y su compañero eterno de juego. Casi siempre jugaba con sus amigos de toda la vida, pero en ocasiones, «merodeadores» externos y no habituales se acercaban a las famosas partidas.
«Alguna vez se vio a doce personas alrededor de la mesa para jugar con él», asegura un vecino de la localidad. Pero él no jugaba con cualquiera. No. Ni tampoco mucho tiempo. A las cinco, con la pequeña alegría de la victoria o la gran pena por la derrota, retomaba las carreteras y caminos de la localidad para su riguroso paseo de la tarde, que únicamente perdonaba en el caso de tener cita con otra de sus grandes aficiones, la pesca. La misma ría de Betanzos presenció durante años, junto a sus familiares, las peripecias de Fraga con una caña de pescar.
Perbes se engalanaba para su entierro hoy a las 17:00, que se celebrará en la más absoluta intimidad por expreso deseo de la familia. Allí descansará, como quería, junto a su amada mujer. Las previsiones ya apuntaban a que habrá una afluencia masiva al sepelio.
De momento, ayer, el pueblo estaba triste, callado, casi vacío. Sólo una mayor presencia de medios de comunicación les recordaba lo que ninguno de los vecinos quería oír: que su amigo ya no jugará más partidas con ellos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar