La larga ausencia de Chávez da alas a los rumores sobre su estado de salud

En el aeropuerto, el pasado 8 de junio, bromeó frente a los periodistas extranjeros sobre su bastón para ayudar a la pierna operada casi un mes antes. Se había anunciado que arribaba para supervisar los trabajos de la Comisión Intergubernamental de Cooperación Cuba-Venezuela.

Poco después, el canciller venezolano Nicolás Maduro anunciaba que el comandate Chavéz, ya casi restablecido de la lesión en una de sus rodillas, presentaba una nueva dolencia que fue evaluada de manera inmediata por su equipo médico de confianza y que «los exámenes diagnósticos revelaron un absceso pélvico», por lo cual decidió someterse inmediatamente a un procedimiento quirúrgico, así como que el cuerpo médico estimaba que en breves días estaría en condiciones de regresar de manera segura a Venezuela.

Postrado en cama
Desde entonces, las noticias sobre el comandante son difusas. Se sabe que sigue gobernando postrado en cama, vía telefónica, aunque las dudas sobre su estado de salud han llevado a los parlamentarios de la oposición a criticar que el presidente bolivariano haya trasladado su despacho a La Habana.¿Y si Chávez no regresa? Ésa es la pregunta que más suena en la calles de Caracas.

Algunos se frotan las manos y se muestran complacientes ante la idea de que se hagan realidad las demagogas palabras finales del discurso que pronunció en la isla: «Me consumiré gustosamente al servicio del pueblo sufriente». Y es que en los asuntos del poder de nada sirven los deseos de recuperación y los buenos augurios de los potenciales «traidores». Más le vale al líder caribeño regresar a su puesto en Caracas antes de que su pueblo se alborote y no se lo permita.

¿Es Chávez insustituible?
Estos días los asesores presidenciales han leído correctamente los últimos estudios de opinión, identificando que la principal preocupación de los venezolanos es su situación socioeconómica. La respuesta del chavismo fue contundente: dar esperanzas en temas básicos como la vivienda y el empleo, y tratar de mantener la valoración positiva de la gestión presidencial en educación y distribución de agua potable. En esos asuntos, Chávez se ha hecho indispensable, tanto que debe gobernar a distancia porque solo él es capaz de garantizar que las obras sociales se cumplan. Intenta convertirse así en un Leviatán moderno y por eso no puede mostrarse convaleciente en público, no puede demostrar debilidad y mucho menos tomarse días libres.