España
España es España por Fernando NAVARRETE
La ausencia de sorpresa en la noticia sobre el rescate portugués hace que no haya provocado grandes alteraciones en los mercados. En la ausencia de contagio financiero inmediato sobre España algunos han querido ver la demostración de lo obvio: que España no es Grecia, ni Irlanda ni Portugal.
Lo relevante, sin embargo, es analizar qué ha llevado en último extremo a aquellos países ante un rescate internacional y comprobar si España presenta características sustancialmente diferentes.
Grecia: un país que nunca cumplió de facto los requisitos de acceso al euro y que una vez dentro ya nunca los cumplió, ni siquiera oficialmente. España, claramente, no comparte esta característica. Irlanda: un país con un sistema financiero totalmente sobredimensionado para el tamaño de su economía. En consecuencia, su presupuesto nacional resultaba incapaz de garantizar la seguridad de los depósitos sin el recurso a los préstamos de la UE.
España tiene un sector bancario comparativamente grande pero, en términos de PIB, resulta tres veces menor que el irlandés. De ahí que la reestructuración del sistema financiero español –aunque compleja, abordada con retraso y con graves errores de diseño– no se encuentre inexorablemente abocada al fracaso.
Portugal: un país lastrado por una crisis de competitividad que ni siquiera en los mejores tiempos de la bonanza fue capaz de crecer con vigor dentro de la moneda única. España, durante los primeros años de pertenencia al euro, demostró que era capaz de crecer mucho y de crear empleo sin desequilibrios.
Ahora bien, éxitos pasados sólo muestran que existe potencial para repetirlos. La ineficiencia del ajuste en el mercado de trabajo ha deteriorado el potencial de crecimiento de la economía. España tiene que trabajar duro para recuperarlo por la vía de las reformas. La primera de ella, una verdadera reforma laboral generadora de empleo.
Fernando Navarrete
Director de Economía y Políticas Públicas de FAES
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