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Tiempo de maletas

La Razón
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Este año ha cambiado la historia y, si me descuidan, hasta el legendario anuncio. A los inmigrantes que un día abandonaron su hogar y su país de origen en busca de un futuro mejor les hubiese gustado volver a casa por Navidad para disfrutar de las fiestas con la familia, pero muchos lo harán porque no les queda otro remedio y porque llevan tiempo viendo como el turrón se les atraganta.
No lo sabían, pero la aventura de muchos inmigrantes construida a base de sueños en un país lejano y próspero como era España tenía fecha de caducidad. Ahora la tierra prometida ha dejado de cumplir sus promesas y ha empezado a expulsar una realidad que, en su afán tremendamente democrático, amarga a todos.
Lejos y especialmente ridículos han quedado los cálculos a modo de invitación con efecto llamada que hizo el entonces ministro de Trabajo, Jesús Caldera, diciendo hace 5 años que España necesitaba más de 200.000 inmigrantes para cubrir la demanda de empleo que necesitaba nuestra economía. Como se ha visto, la economía no se aprende ni se enseña en dos tardes.
Pero no hay que olvidar que los inmigrantes que durante tantos años trabajaron en nuestro país no son los únicos que hacen la maleta y se van. También muchos españoles tienen que abandonar su país y su familia para buscar la oportunidad que no pueden encontrar en su tierra natal. Seguramente no es lo que soñaron pero es lo que ha tocado. Y toca hacer maletas.