España
Este rodeo
Eel presidente del Gobierno consiguió darle el miércoles un regate parlamentario a Mariano Rajoy con el último paquete de medidas anticrisis. Se desenfundó las propuestas en dos minutos y medio y le silbó después al cañón humeante del micrófono de su escaño. Sin embargo, Rodríguez Zapatero lleva meses como un vaquero de rodeo americano, cogido a la cabeza de este caballo salvaje en el que se ha convertido España. Zapatero, agarrado a las crines del poder, se ha convertido en el problema. Porque, por muchos paños calientes que se improvisen ahora, por muchos cataplasmas para bajar la fiebre de la deuda, la única solución pasa por convocar elecciones anticipadas y que los ciudadanos, que están deseando pronunciarse, se pronuncien.
Zapatero no puede ya gobernar no sólo porque su plan económico –si es que había un plan «sensu estricto»– haya fracasado, sino porque se le ha volatilizado el discurso. Se ha esfumado. Hasta la Administración estadounidense tendría que cambiar sus informes internos, en los que, como reveló Wikileaks, le calificaban como una representante de la «izquierda trasnochada y romántica». Después de bajar el sueldo de los funcionarios, de congelar las pensiones, de hundir la tijera en servicios sociales y de lanzarse a la privatización parcial de Aeropuertos Nacionales y las Loterías y Apuestas del Estado, ¿qué queda del presunto discurso de izquierdas? ¿No era el Partido Popular el que recurrió a la privatización masiva de empresas estatales?
Ni los llamados especuladores, ni los 300 puntos de la prima de riesgo, ni los cuatro millones de parados ponen al presidente del Gobierno en su principal atolladero. El principal atolladero es ideológico. Es decir, que se te vea el culo entre las enaguas. ¿Qué puede decir hoy la presidenta del PSOE andaluz, Rosa Torres, que este mismo lunes decía que «el PP lo que quiere es derogar lo público»? Tan entre las cuerdas está el PSOE en estos momentos, que las justificaciones de algunas medidas son un gran monumento a la estupidez, un insulto a la inteligencia. Así, al presidente de la Junta se le ocurrió decir ayer en Madrid que el Gobierno no ha eliminado la ayuda de los 426 euros para los parados de larga duración, sino que «no la ha prorrogado». Lo dicho: los ciudadanos deberían decidir ya si quieren que finalice este rodeo en el que Zapatero cuelga de la cabeza de España.
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