Melilla
El Gobierno refuerza la valla de Melilla con 60 guardias civiles
Los ilegales han cambiado de actitud y saltan armados con «palos y piedras»
MADRID- La tercera oleada de asaltos a la valla de Melilla puso ayer en guardia al Gobierno español. En sólo 48 horas, más de 450 inmigrantes han tratado de saltarla y cerca de 120 han logrado pisar la ciudad autónoma. Ante la alarma generada por las casi seguras nuevas tentativas, el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, anunció que un Grupo de Reserva de Seguridad (GRS) de la Guardia Civil ya está de camino y se unirá a los otros dos que vigilan la frontera, informa Efe. También volverá el helicóptero que se encarga de supervisar ambos lados de la alambrada.
El número total del refuerzo será de unos 60 efectivos, una cifra que muchos consideran aún insuficiente porque los ilegales han cambiado de actitud y se muestras «más agresivos, armados con piedras y palos», según declaró Barkani, quien culpó a las mafias de orquestar la ofensiva.
Fuentes policiales informaron a LA RAZÓN de que los asaltos se están produciendo a plena luz, concretamente a mediodía, aprovechando «el cambio de turno» de los agentes de la Benemérita.
«Aunque modifiquemos los horarios, en dos días se han enterado», aseguran las mismas fuentes. El punto por el que cruzan está situado entre el puesto de Farhana y el paso de Mariouari, en el cauce seco del río Nano y donde la valla tiene menor altura. Los inmigrantes llegan por decenas desde el marroquí Monte Gurugú, donde sobreviven entre 1.500 y 2.000 personas pendientes de dar el salto. Agentes sobre el terreno explicaron a este periódico que el efecto llamada se produce de una forma literal. Los que ya están en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Melilla, a sólo 500 metros del punto por el que se cuelan, informan de las «vacantes». Esto aumenta las posibilidades de que los recién llegados sean trasladados al CIE, donde al menos tienen cama y comida asegurada. Es el único centro de acogida de la ciudad autónoma, con una capacidad inferior al medio millar y en el que llegan a hacinarse cerca de 900 ilegales.
Fuentes consultadas por este periódico aseguran que la cooperación con la Policía marroquí está funcionando. De hecho, la tercera oleada de ayer fue abortada por la Gendarmería. Sin embargo, otros acusan a Rabat de «abrir la mano» ante la proximidad de la Fiesta del Cordero.
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