La Habana

Moratinos balsero

La Razón
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A su regreso de uno de sus innumerables viajes a La Habana, Miguel Ángel Moratinos perdió en un avión de Iberia que lo llevaba a La Habana las notas diplomáticas de su gestión. Debió ser un acto inconsciente porque cada vez que el ministro habla de Cuba se expresa por el «método Ollendorf» en un discurso profuso, confuso y difuso con el que no dice nada ni nos saca de pobres. No es cosa de reprocharle que regrese a la isla a cuenta de la verdad de la crisis personal del disidente Guillermo Fariñas, pero es inevitable sospechar que se ha unido al carro del Cardenal en La Habana Jaime Ortega que es el único que ha logrado aflojarle algunas tuercas a Raúl Castro. No obstante éste ha advertido a la Iglesia que las excarcelaciones serán muy lentas y sin presiones.Pocos son los cambios sutiles en Cuba: el silencio de Fidel Castro, que seguramente obedecerá a su estado de salud, antes que las exigencias de «el hermanísimo». No hay en el horizonte mudanzas políticas o estructurales. Financiando la dictadura no vamos a ablandar a un férreo partido comunista que no contempla ni unas transformaciones a la china. Moratinos, el emisario de Rodríguez Zapatero va y viene sorbiéndose los sesos sin provecho para nadie. Eso sí: más que ministro de Asuntos Exteriores y a falta de mejores campos de acción se ha convertido en el ministro de Cuba.