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El Papa Borgia ejemplo de maldad

El estreno de una serie y la publicación de «La hija del papa», de César Vidal, dejan de manifiesto que los Borgia siguen siendo objeto de interés

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Aunque suele denominarse papa Borgia a Alejandro VI, lo cierto es que los Borgia ya se habían sentado en el trono papal con anterioridad. Obispo de Valencia (1429) y cardenal (1444), el 8 de abril de 1455, el valenciano Alfonso Borja –Borgia para los italianos– fue elegido papa. Acusado repetidamente de nepotismo, ya que nombró para el cardenalato y otros cargos importantes a diversos familiares, murió en 1458.

El mismo día de su muerte se produjo una sublevación en Roma contra aquellos a los que los romanos llamaban los «odiosos catalanes», es decir, las tropas y funcionarios con que el papa había sustituido a los italianos. Con todo, el eje de la historia de los Borgia fue Rodrigo de Borja y Borja, nacido el 1 de enero de 1431 en Játiva. En 1457 era vicecanciller de la Santa Sede. Desde este puesto, Rodrigo reunió una fortuna extraordinaria que le convirtió en el segundo cardenal más acaudalado del orbe, lo que le permitió pagar los sobornos suficientes como para lograr su elección como papa. Convertido en Alejandro VI, desde el principio, su pontificado estuvo marcado por razones políticas de carácter familiar entre las que descolló el deseo de favorecer a su hijo César Borgia.

Hábil político
Así, utilizó las cuantiosas sumas procedentes de la venta de indulgencias por el año santo (1500) para financiar las aventuras militares de César. Por lo demás, se reveló como un hábil político y un generoso mecenas artístico. A él se debieron, por ejemplo, la decisión papal que dividió América entre las coronas de España y Portugal (1493-94) y la salida de Italia del rey de Francia (1495). No fue, sin embargo, un personaje despreocupado por cuestiones religiosas. Gracias a él fue quemado en la hoguera el reformador Savonarola (1498) y, sobre todo, en 1502, confirmó la bula de Sixto IV sobre la Inmaculada Concepción. Aunque su muerte se ha atribuido a la malaria, parece más bien que fue envenenado por error al suministrársele en el curso de una cena la ponzoña que estaba destinada a un cardenal que era su invitado. La dinastía que había deseado crear se colapsó tras su fallecimiento.

César se vio cercado como una fiera hasta morir muy lejos de la Roma que amaba y sólo Lucrezia consiguió asegurarse una vida tranquila sumando a las alianzas inteligentes un distanciamiento de la política. ¿Fue el papa Borgia un ejemplo de la maldad? Es cierto que tuvo una amante oficial madre de sus hijos e innumerables no oficiales. Igualmente, recurrió con profusión cohecho y al asesinato. Sin embargo, otros papas de la época, como Sixto IV, Inocencio VIII o León X, no fueron mejores. La gran diferencia entre ellos y el papa Borgia fue la nacionalidad. Los italianos admiran a Julio II, eterno rival del papa Borgia, por la sencilla razón de que lo consideran un patriota. Los mismos pecados –o menores– en Borgia resultaban intolerables, ya que, a fin de cuentas, era un extranjero, es decir, «un bárbaro».