Flipy de hormiga a «boy scout»

Enrique Pérez, Flipy, confiesa que siempre se rompía algo en los campamentos de verano a los que iba. Recuerda uno en Teruel donde se partió el codo por tres sitios; para animarlo le pusieron a izar la bandera: «Me sentí fatal, porque qué tipo de mérito tiene romperse un brazo. Además, fue más bien penoso, porque no podía casi izarla con el brazo así», bromea.

Han pasado 10 años desde que echó mano de su sentido del humor para ganarse la vida, y no ha dejado de experimentar con él. La fama le vino dada con su papel en «El hormiguero» como Flipy, un singular científico que ahora ha ideado una fórmula magistral para entretener a niños y mayores. Se coge a unos niños, a los que se les suma un par de explosiones, se le resta un malo malísimo y se multiplica todo por una gran carga de humor, y una ración de mocos, lo que da como resultado «Campamento Flipy», distribuida por Disney y que espera convertirse en un éxito de taquilla.

Risa en equilibrio«Hacer reír a los niños es igual de complicado que con los adultos, porque cada uno se ríe de cosas diferentes. Algunas son comunes, de un golpe o de una caída se puede reir cualquiera, pero no puedes tirar sólo con eso 90 minutos. Hay que buscar un equilibrio. A los niños se les ha buscado más por la suciedad, yo creo que las guerras de mocos a los críos les tienen que encantar, como las explosiones o que aparezca gente muy poco normal», asegura, y continúa: «Para que los mayores también disfrutaran hemos introducido guiños generacionales con filmes con los que hemos crecido. Es un homenaje al cine que nos divirtió y que está tan bien hecho que todavía funciona. Como ‘‘Los goonies'' o la saga de ‘‘Regreso al futuro''». Confirma que en el rodaje se lo han pasado muy bien, no podía ser de otro modo con tanto cómico suelto, pero los chistes no lo son todo: «Es una película que habla sobre el valor de la amistad en la vida, y también el de la risa, ambas ayudan a superar cualquier escollo que se pueda presentar. Los amigos tienen para mí un papel muy importante», puntualiza. Sobre su peculiar convivencia con su alter ego, Flipy, el humorista afirma: «Es un personaje con el que me siento cómodo, como una segunda piel que me permite hacer cosas que Enrique no haría. Pero no puedo pasarme todo el día siendo Flipy, me internarían. En el fondo, es una especie de Cantinflas, puedes ponerlo a hacer cualquier cosa. Él hacía de torero, de fontanero...». Parece que ha nacido una saga.