Taekwondo

La locura del ganador por Francisco Martínez

La Razón
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Ganar una medalla en unos Juegos Olímpicos tiene sus cosas malas. Durante ese día o al día siguiente eres la persona (la mujer casi seguro, porque salvo Gómez Noya todos los metales han sido femeninos) más buscada y perseguida. Lo hacen las cámaras, las fotos, los periodistas, hay que responder miles de veces a las mismas preguntas... «Te tenemos loca», le dicen a Mireia Belmonte. «Sí, un poco, pero es normal», reconoce ella. Loca estaba también ayer Marina Alabau, y con motivo, feliz, «muy contenta, muy contenta», pero acosada por un lado y por otro. Sin parar de dar besos y abrazos. Todos querían una foto con la campeona o un saludo. Y también Gómez Noya pasó lo suyo, o más los que querían saber sus impresiones, sin que él fuera responsable del caos. Algunos periodistas quisieron inmortalizarse con él, y retrasaron su paso por la zona mixta, teniendo a varios compañeros esperando más de una hora y habiendo un pequeño amago de motín cuando al segundo clasificado se lo llevaron sin haber atendido a los medios de su país y sí a algunos extranjeros. Se montó una bronca con los organizadores, la enésima, pero hubo paz. Otro punto a favor de los que dicen que la organización de los Juegos está siendo un poco chapuza: autobuses que dan muchas vueltas y que dejan lejos de las sedes, sedes en las que no hay ni un sándwich para comer...