Enredo autonómico por Jesús Fonseca

El autogobierno ha sido y es bueno para los españoles. Y debemos saberlo. Otra cosa es que pueda y deba ser más eficiente. Descentralizar y acercar la administración es necesario, ciertamente. No estoy de acuerdo con los que últimamente cargan contra nuestro sistema autonómico, que es como hacerlo contra la organización del Estado y de nuestra convivencia. No es verdad que la España de las autonomías, que nos ha cobijado durante los últimos 30 años, esté en el origen de esta crisis. Como tampoco es cierto que sea sólo la mala gestión de algunas de ellas la causa de su intolerable déficit del que tanto se habla estos días. Cuando se observa el volumen de competencias de cualquier gobierno autonómico y el presupuesto para hacerles frente, se entienden muchas cosas. Las autonomías han dado, y siguen dando, un impulso decisivo al desarrollo social y económico de nuestra patria. Por eso llama la atención el emperramiento de algunos en arremeter en cuanto pueden contra las autonomías, para cargarles el mochuelo. ¿Acaso no ha sido el modelo autonómico el que nos ha colocado entre los países con más músculo del mundo? Parecería que sí. Pero es muy necesario, para evitar que esto se nos vaya de las manos, y caigamos en el descontrol, hacer lo que hay que hacer con diligencia y buen sentido. Y ¿qué es lo que hay que hacer? Lo primero y más urgente, reducir la dimensión del modelo al nivel adecuado a su capacidad de financiación. Sólo así evitaremos que sea peor el remedio que la enfermedad. Francamente: si alguna Comunidad Autónoma no puede con sus competencias, tampoco pasa nada porque regresen al lugar donde estaban y del que, tal vez, algunas de esas funciones gestoras no debieron haber salido nunca.