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Maribel Verdú con el viento a favor
Maribel Verdú, con vaqueros y chaqueta roja, pide/suplica un cigarrillo. Es sonrisa y todo ojos (negros o muy oscuros). Lleva desde las nueve y media de la mañana –o por ahí más o menos– metida en el juego de las entrevistas, inmersa en los tráfagos de la promoción, la de su última película, «De tu ventana a la mía», que dirige Paula Ortiz.
-¿Te importa que entorne algo ésto?
-Para nada.
Maribel Verdú entreabre una de esas puertas de emergencia que hay en las salas de cine, debajo de las pantallas, y entra un aire frío. Viene de interpretar a una labradora en la década de los 40; una campesina templada en las dificultades de la tierra y que afronta sola su embarazo después de que su marido sea detenido y encerrado. «Mi abuela tuvo 16 hijos. A veces me pregunto cómo lo hacía para criarlos . Y es que antes eran unas mujeres muy duras. Suponía un gran esfuerzo, pero salió adelante», asegura, ya sentada, algo encogida sobre sí misma. La valentía es el nexo que une a las tres mujeres de esta cinta. Deben sobreponerse a la soledad, la muerte, el amor perdido y la enfermedad. «El ser humano ha de sobrevivir, superar las vicisitudes. O puedes con la vida o la vida puede contigo. Siempre hay que luchar para salir hacia adelante». Un papel intenso, de entramado trágico, donde las imágenes mudas forman parte del diálogo. Y, por encima, un viento intenso, «ensordecedor», que no cejaba y que la actriz aún recuerda. «Es el andar de esa muchacha, el paisaje agreste, que es otro personaje, la actitud de ella». Maribel Verdú da vida a una amante que se reencuentra con su novio, que se casa con él para que luego se lo arranquen de su seno. Alguien con el orgullo de un pelo negro, azabache, en trenza sobre la espalda, que la Guardia Civil le corta, pero que ella, en vez de acobardarse, levanta la cabeza para seguir andando. «La fortaleza, como la entereza, la expresa con la mirada. Ella no va de víctima. No quiere preocupar a las personas que tiene alrededor. Es uno de los personajes más conmovedores que he tenido, que se enfrenta a lo que es, a cómo es, para volver a levantarse». Verdú, que habla con devoción de su personaje, comenta: «En la vida te ocurren cosas para que puedas comprobar lo fuerte que eres, para que las venzas y las dejes atrás. Ahí te formas más. Ella está metida en un mundo interno, el de la supervivencia». Y menciona palabras, valores, algunos de ellos muy perdidos, que recupera, quizá de ese paisaje de eras y paniegas de la película: los sentimientos, la honestidad. Y, por supuesto, el coraje, que tienen siempre todas las mujeres.
El detalle
UNA PROMESA
Maribel Verdú insiste: «Estoy en el teatro. ¿Lo dirás?». Uno asiente. Ella no se fía. «¿Seguro?». Pero uno es cumplidor. Maribel Verdú está en el Teatro Goya de Barcelona, donde se representa «El tipo de la tumba de al lado», dirigida por José María Pou (en la foto). Hecho.
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